"Parece que a Iván le ha pasado algo", me indicó una madre en medio de una conversación de tarde de parque. Miré hacia dónde me indicaba y vi a mi benjamín acercándose despacito con cara de ligera angustia. Venía cogiéndose una mano con la otra como si le doliera mucho.
Me preocupé un poco y fui a su encuentro. "¿Qué te ha pasado? ¿Te has hecho daño?", suelen ser mis palabras exactas cada vez que veo que un hijo mío se acerca a mí con esa expresión en la cara. El peque asintió y me mostró la mano sin decir palabra. En la palma había una rajita bastante pequeña. Como Iván estaba esperando una respuesta adecuada a la gravedad del asunto de su mami tuve que poner las neuronas a trabajar muy deprisa. ¡Jolín! Que eso yo a su edad lo consideraba una fruslería, pero se ve que el niño se estaba aburriendo de su juego en el parque y ahí tenía la escusa perfecta para reclamar mi atención.
"Siiiih, bueeeeno..." comencé vacilante. El chiquillo ni pestañeaba, "Ya veo el problema. Pues si, en efecto. Te has hecho una heridita, así que vamos a proceder a lavar..."
"Nooooooooo, lavar noooooo", ahora sí que pestañeaba y daba saltitos y hacía un teatro merecedor del oscar. No iba a dejar que se llevara los mimos gratis, así que seguí insistiendo hasta que me dejó echar un poco de agua de la botella sobre su mano. No negaré que dimos un poco el espectáculo, pero me salí con la mía antes de empezar la sesión de mimitos.
Que se alargó y se alargó... y se alargó. "¡Pero bueno Iván! ¿Qué pasa? ¿Por qué no quieres ir a jugar hoy?", le solté cuando ya me pareció que estaba abusando de la situación un pelín demasiado.
"Es que no pueeedo. Tengo una heriditaaaa" se quejó mostrándome de nuevo al mini raja, "Si me voy a jugar se me ensuciará, jooooo".
Aaay, que paciencia hay que tener
"Quiero una tirita" dijo con expresión tozuda en la cara. Oh oh, eso significa que sólo se irá de ahí con su tirita. Cuándo se enterarán estos fieras que las mamás no somos mágicas y no podemos hacer aparecer cosas con sólo chasquear los dedos. ¡Ojalá!
A ver. Saquemos la vena McGuiver. Rebuscando en su mochila entre las mier... esto... los tesoros que había encontrado en el patio ese día (cada día me sorprende con nuevas cosas recogidas del suelo: piedras, hojas, palos, restos de envases, gomaespuma azul... ¡De dónde sacaría la gomaespuma azul ¡ugh!). Tuve suerte y ese día había encontrado una cuerdita. Yuju.
Con eso y un clinex le hice un cutre vendaje aparente que le dejó lo bastante satisfecho como para volver con sus amigos a jugar.
El que diga que cada día de maternidad no es una aventura no sabe lo que dice.
Es un mimosote. El vendaje te quedó muy apañado, por cierto. Besotes!!!
ResponderEliminarYa te digo que es un mimosote.
EliminarEl vendaje le duró la justo hasta que decidimos irnos del parque jajaja
Menos mal!!