martes, 5 de marzo de 2019

Exposición casera Ataque a los Titanes de Lego

A estas alturas hay pocos que no conozcan la obsesión de mi hijo por una serie de mayores que nunca ha visto, evidentemente, pero de la que se sabe el argumento, el opening, los personajes, los tipos de Titanes, su secreto, el nombre de las tres murallas... Espero que se la pase pronto la fiebre porque me está volviendo loca.

Y encima le ha contagiado el entusiasmo al hermano, así que los tengo todo el día charlando sobre  exploradores, murallas, y monstruos gigantes sanguinarios. El horror. Con lo happy flower que soy yo...

A esto se le une que mis hijos, de vez en cuando, convierten sus habitaciones en salas de exposiciones. Es genial cuando les da la fiebre creativa porque no hacen diabluras y se respira algo parecido a la paz en este humilde hogar. Hemos tenido de todo tipo: espaciales, del señor del los anillos, de Ninjago, de Plantas contra zombis... Normalmente usan Lego, aunque no ponen límites a su imaginación.

Admito que sus exposiciones me fascinan... aunque el tema principal sea esta serie en cuestión, que es bastante desagradable y violenta para niños de su edad. En fin...

El caso es que, un día, Daniel nos convocó muy emocionado a su habitación y nos encontramos con una recreación libre de una ataque del Titçan colosal a las murallas de la ciudad. He de confesar que me moló bastante. Usó elementos que a mí nunca se me habría ocurrido utilizar.

Con más envidia que otra cosa por el interés que había suscitado la obra de arte del hermano, Iván nos llamaba poco después para compartir la suya. Una escultura de Lego del momento en el que un Titán se come a la madre de Eren (¡What!). "Mira mami, ¿Te has fijado en el detalle de la sangre en el suelo?", me indicó emocionado el Benjamín. "Eeeeh, ah, pues no, no me había fijado, pero sí que es un buen... mmmm... detalle. Impresionante tu escultura, sí sí", le aseguré con el mismo tono eufórico que había usado con Daniel. Que malos son los celos. Hay que tener una duro entrenamiento para no cometer errores que desencadenen en esta incontrolable emoción.

"Pero la mía mola más, ¿A que sí, mami?", veis, veis. "No cariño, me gustan las dos infinito, igual de infinito"... E infinita se me hizo la conversación posterior de los dos hermanos exponiendo sus puntos fuertes y yo asintiendo y afirmando millones de veces que las dos exposiciones me gustaban igual. A veces las madres nos internamos en metafóricos campos de minas y es difícil evitar la guerra. Por cierto, yo lo logré ese día jejejeje (costó, costó).

2 comentarios:

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