Estos días son un poco caóticos porque mis niños no tienen clase por la mañana y los tengo en casa a medio día con lo que toca correr para llegar a todo en menos tiempo. Encima uno de los días, el pequeño se fue de excursión con el cole y no me lo traían hasta las cuatro de la tarde, con lo cual tenía que ir dos veces al cole, una para recoger el mayor y otra para recoger a Daniel.
Pues el caso es que hacía un calor de muerte y me dio pena sacar de nuevo al mayor a la calle con lo a gusto que estaba en casa. El mismo niño me pidió quedarse y me juró y perjuró que permanecería viendo la tele y que no se levantaría del sofá ni para ir al baño. Sólo iban a ser quince minutos como mucho.
Bueno, el caso es que me convenció. Le di el teléfono de casa, le apunté mi número de móvil y le dije que me llamara para cualquier urgencia. Se saben el del padre que es mucho más sencillo que el mío y que no han sido capaces de memorizar.
"A ver mami", comenzó el chiquillo, "Entonces, tengo que teclear los números estos en el teléfono. ¿No?", ¿Ein? ¿Sabe programar un robot y no sabe llamar por teléfono? ¿Pero esto qué es?
En realidad no es tan raro. Era la primera vez que se enfrentaba a este aparatejo tan arcaico. Si él llama por la tablet a familiares y amigos con solo tocar el nombre del contacto. Se le veía muy inseguro con el teléfono en la mano. Menos mal que no era de disco... A veces no nos damos cuenta de que no les dejamos usar aparatos de lo más cotidianos y ellos, al igual que nosotros, no nacen sabiendo.
"Vamos a hacer una prueba, ¿vale mami?", por supuesto que la haríamos. No me iba a ir tranquila. Me fui al otro extremo de la casa para que me llamara. Un buen rato después ya me estaba mosqueando. "¡¡¡Danieeeeel!!!", grité, "¡¡¡Llámame!!!"
"¡¡Eso hagooooo!!", gritó él en respuesta. Justo en ese momento me sonó el móvil. Pues sí que le había costado, sí. Se lo había tenido que pensar... En fin. El caso es que sabía hacerlo y que estaba segura de que no iba a ser necesario que me llamara porque no se iba a levantar del sofá ni para ir al baño, así que...
Así que salí por la puerta y me fui directa a ver a la portera, que es puro amor y me prometió que estaría muy atenta a mi puerta en los 15 minutos que no iba a estar yo.
Volé al cole, recogí al peque que se lo había pasado genial y volamos a casa. Allí la portera me dijo que se había pasado por casa y que le había gritado a Daniel a través de la puerta que era ella para que le abriera para decirle que cualquier cosa que necesitara que se lo dijera a ella. Si es que es la mejor.
Cuando llegamos a casa, el niño estaba en el sofá tan tranquilo. "¿Que tal, cariño?, le pregunté. "Pues bien", me contestó, "Como si me hubiera dado tiempo a hacer nada en estos segundo..." se encogió de hombros devolviéndome el teléfono y la nota con mi teléfono.
A partir de ahora voy a poner una hoja con los números más importantes en la nevera y vamos a hacer actividades para coger soltura en esto de usar el teléfonos.
¡Cuánta razón! saben hacer cosas muy complejas y luego lo más fácil no lo han hecho nunca...
ResponderEliminarNo había caído en que nunca han tenido la necesidad de marcar un número de teléfono...
EliminarTampoco tienen mucha necesidad de teclear con todas las pantallas táctiles de ahora. Hasta que no pasan estas cosas no caes, ¿verdad?
Yo quiero que aprendan y que aprendan de memoria nuestros números y emergencias, nunca se sabe y es importante. Aunque ya me veo yo que se lo tomará como un juego y no pararan de llamar a la mínima que me despiste
ResponderEliminarImportantísimo!!! Pero es como tu dices, a lo mejor abusan jajaja
EliminarPor aquí no les llama nada la atención porque tienen otras distracciones tecnológicas que les molan más :_(