viernes, 21 de junio de 2019

La ciudad de las burbujas

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"Mami, ¿nos preparas una actividad?", me preguntó mi mayor una tarde. Enseguida me vino a la mente una imagen que me suena haber visto en redes sociales, pero no recuerdo en cual ni quien la publicó. Se me debió quedar almacenada en el subconsciente para una ocasión como esta. Sólo recuerdo una bandeja enorme llena de agua y jabón... ¡Manos a la obra!

Cogí un par de bandejas, las llené de agua y Fairy, cogí una pajita, soplé por ella a ver si conseguía hacer espuma a mogollón, pero nada de nada. Debía haber mucha agua y poco jabón.

Cambio de planes. Cogí un par de vasos, los llené de agua, fairy y gomina para el pelo y llamé a los churumbeles.

"¡Mirad!", exclamé, "Aquí tenéis todos los materiales para hacer vuestras propias ciudades de burbujas", a los niños les brillaron los ojitos y tomaron posiciones para empezar con su juego. Primero con tímidas pompas, luego haciendo frágiles construcciones y al final soplando con la pajita en el vaso a saco para sacar espuma a potrollón y hacer más y más burbujas.

Les encantó la actividad. Puedo asegurar, incluso, que hemos batido record de tiempo con la atención puesta únicamente en la propuesta.

En un momento dado, hasta se atrevieron a hacer pompas en sus manos. Posibilidades de diversión ilimitada con cuatro cosillas.

Primero se cansó Iván, que fue directo al baño para quitarse todo ese jabón de encima. Mientras se duchaba, Daniel me enseñço sus manos maravillado. "Mira mamá. ¡Ni rastro de la roña incrustada!", exclamó mostrándome las palmas. Es que este niño es mucho de trepar, arrastrarse, explorar... y, claro, siempre va con las manos sucias a pesar de que se las lava a menudo.

Cuando el peque terminó de asearse mandé a la ducha al mayor, aunque protestó muchísimo porque quería seguir jugando.

Entonces me tocó limpiar la cocina. ¡Lo que me costó quitar todo el Fairy! aquello no dejaba de hacer espuma cada vez que pasaba la bayeta o la fregona. Tuve que cambiar el agua del cubo tres veces. Eso sí, la cocina me quedó como los chorros del oro.

2 comentarios:

  1. Pompas de jabón en casa...son el mal...

    Yo lo descubrí hace mil años, mi hermano y yo con un pompero, en la terraza de casa y el enfado de mi abuela porque luego no había manera de q dejara de salir espuma al fregar la terraza.
    ¡Nunca más!
    jajajajaja

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    1. Jajajajaja que razón tienes! Jugar con jabón en casa es el mal, pero la final me quedó la cocina brillante jajaja

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