Este sábado dimos por terminado la temporada de cumpleaños infantiles de este año con el día de Iván. Vale que la cosa coleó hasta el lunes, que era fiesta, pero el último día especial oficial y en el que ya di mis último esfuerzos al respecto fue el sábado.
Aunque la celebración comenzó el viernes por la noche con una cena encargada en Taco Bell. Este tipo de comida rápida no son santos de mi devoción, ni del de Raúl, por eso no suele ser frecuente ir a un burger o a una pizzería en esta familia. Ni siquiera pedir comida fuera. Hasta las pizzas de las cenas cine las hacemos caseras o , como mucho, las compramos congeladas en un supermercado (casi nunca). Así que una cena por todo lo alto a base de porquer... digooooo, delicattesens plástico... digoooo, artificiales a la par que deliciosas, son toda una novedad para estos peques.
El caso es que convencimos al más chiquitín de la familia para que eligiera su comida especial cumpleañera en una local de restauración especializado en tacos (que era lo que quería comer), en vez de en la famosa franquicia de comida basur... digooo, rápida mexicana. Pero para que no se quedara con las ganas le compramos sus burritos plasticosos en la cena del viernes. No había crío más feliz, porque, como ya iba viendo yo, lo que él quería de verdad eran sus cutre burritos y no otros. Disfrutamos a tope nuestra cena burrito cine y nos fuimos a la cama con un peque la mar de ilusionado.
El día especial en cuestión comenzó de la mejor de las maneras: ¡con tortitas! Eso sí que es un desayuno especial. Y nada más acabarlo el peque se vistió y se fue con su padre a elegir su tarta. En su cabeza tenía una deliciosa con un montón de nata, que es lo que más le gusta, pero acabó viniendo con una de Tiramisú.
A mí, desde luego, me hizo feliz, porque me encanta, pero todavía no entiendo el por qué de su elección. Le gusta, pero es un sabor como muy particular. De hecho, al pobre Daniel no le gustó nada, con ese regustillo a café tan rico mmmmm...
La verdad es que acabamos empachadísimos entre los burritos gigantes y la tarta. Además, utilizamos los hielos de colores y sabores que habíamos hecho el día anterior para animar nuestros vasos de agua (idea también del cumpleañero), así que ¡hasta el agua engordaba ese día!
Como era de esperar, uno de los deseos del chiquitín para disfrutar de su día era jugar a videojuegos con su padre, así que estuvieron un buen rato construyendo su mundo minecraft la mar de entretenidos.
Por supuesto, también hubo hueco para los juegos de mesa, sobre todo para Ratland, que es uno de sus preferidos. Y para el rol, con una partida un pelín surrealista a Dungeon World. Seguimos con nuestra campaña, en la que nuestro grupo está investigando un misterio con un dragón, un culto basado en el pedazo de bicho, pueblos de hombres lagarto, traiciones, elementales, etc...
Los mejores momentos los protagonizaron los peques que estaban muy hype, como dicen ellos, con el tema de que, por fin, les hemos dejado ver la serie de Ataque a los titanes... y ¡como me estoy arrepintiendo. Se cargaban a todos sus enemigo épicamente, haciendo extrañas piruetas y cortando sus nucas salvajemente... a veces, hasta con pequeñas dagas de ratero. En fin, que paciencia hay que tener...
La aventura de esa tarde empezaba cuando nos encomiendan la misión de proteger a un diplomático de los hombres lagarto, encargado de llevar un mensaje de paz de una de la ciudad de los hombres con el fin de trabajar juntos y acabar con las desgracias y pobreza que la aparición del dragón ha traído a la isla. Salimos en comitiva y a Iván no se le ocurre otra cosa que decir que él va sigiloso.
"Pero a ver, Iván, que tú puedes ir sigiloso, pero caballo va a ir haciendo toco toc toco toc", le advirtió su padre
"Eso lo harán los de los otros. El mío hace tic tic tic", se emperró el chiquillo
"Que no, que los caballos no hacen eso. Tendrías que cargar tú con el caballo"
"Ah vale, puesss"
"¡Que no!", zanjó el padre viéndolo venir.
"Pues mi caballo hace toco toc toco toc, pero el de los demás hace cataplaaaaaam tataplooooom, así que el mío va MÁS sigiloso" argumentó el pequeño ladrón.
El máster se lo pensó un poco y acabó aceptando barco como animal acuático por no retrasar más la partida.
Otra fue cuando llegamos a nuestro destino y nos da la bienvenida un druida hombre lagarto con gran ceremonia.
"Valientes aventureros. Nuestro pueblos os agradece vuestra colaboración para trabajar en la unión de ambos pueb... ¡¿Queréis dejar de hacer el idiota?!"
Tan inmersa estaba en el discurso que no me había dado cuenta que ambos peques estaban haciendo el mono en sus sillas.
"Pero papi, yo estoy meneando el cuerpo FUERA del juego, eeeeeeh. El hombre lagarto no me ve", comenzó a justificarse el más pequeño.
"Y yo me estoy rascando el sobaco en casa, jolín. En el pueblo de los hombres lagarto. Estoy muy atento y poniendo una cara así, como de concentración y un poco de mala leche...", le siguió el rollo el mayor.
"GRUAAAARL", dije yo. Y se acabaron las tonterías por un ratito.
Pero eso no fue lo más surrealista, tendríais que ver nuestras caras cuando aparece el pedazo de dragón del que escapamos por los pelos y casi muertos en nuestra primera aventura y va el primogénito y se lanza en plan banzai a su cuello. Por el camino se le cae la espada, así que le ataca con el escudo y le rompe una uña. Tras lo cual, el dragón le aparta cual insecto y le quita la mitad de su vida.
Entonces su madre, que es clériga con CEREBRO, hace un hechizo para que la enorme bestia le coja un miedo irracional a su bastón y se las pire con tanta suerte que le sale la tirada del siglo. El bicho se espanta cual gatito asustado y dice "alas, para qué os quiero".
Con lo que sólo queda un peque enfurruñado con su entrometida madre porque, en realidad, él ya lo tenía dónde quería e iba a matarlo de una forma extremadamente épica, rebanándole la nuca con su escudo y blablablabla... Ya no escuché más y les mandé a todos a la cama con bronca incluida por ir llamando la atención de sanguinarios dragones y no estar a lo que hay que estar. pero una bronca flojita, porque estábamos celebrando el cumple de Iván y no era cuestión de acabar el día de malas...
No me extraña que lo pasará genial en si día, vaya planazo chulo... Muchas felicidades Iván!!
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