martes, 20 de octubre de 2020

Escapistas. Un enigmático anuncio

La semana pasada escribía sobre una nueva colección de Anaya que nos ha encantado: Escapistas, y hablaba sobre el tomo recomendado a partir de 8 años, Campanilla secuestrada. En esta ocasión, voy a centrarme en el tomo que han publicado para niños a partir de 10 años, que sigue una mecánica un poco más complicada, pero también más interesante: Un enigmático anuncio.

En esta ocasión, conoceremos a unos niños que se encuentran con un enigma y de los gordos. Tirando del hilo, se van a encontrar un montón de sorpresas y retos que les llevarán a una llamada del destino, que será muy difícil desoír. Es el comienzo de una saga que promete ser de lo más emocionante. Y de la amistad entre los cuatro... quiero decir, cinco, que no me puedo olvidar del integrante más pequeño y peludo: la ardilla Pistachos.

La historia se cuenta usando mecanismos de Elige tu propia aventura y de Escape rooms, junto con algunos tintes de aventura gráfica de los años 90. Que las ilustraciones sean pixeladas refuerza esa idea en mi cerebro y me hace recordar mis tiempos delante de la pantalla intentando resolver los retos de Monkey Island 2.

Lo primero que nos encontramos, al igual que en el libro anterior, es una advertencia para que no hagamos una lectura lineal y sigamos unas sencillas instrucciones, muy parecidas a las que ya había leído, pero con diferencias importantes. Ahora vamos a jugar con los objetos que recojamos. Ya no tenemos sólo que usarlos durante el juego. ¡Ahora hay que combinarlos para llegar al buen camino! Y para hacerlo, tenemos que utilizar una sencilla tabla en la que descubriremos si la combinación elegida funciona o no.

Igual que en el primer libro, éste está también dividido en cuatro partes perfectamente localizables gracias la franja de color de cada página: amarillo para la historia, rojo para el inventario, azul para las pistas y soluciones y violeta para la puntuación final. Este método hace mucho más fácil la lectura y el juego.

Con esta lectura, sí que vamos a tener que contar con  un lápiz y un papel muy cerquita. Incluso, nos va a tocar fotocopiar o calcar algunas pistas si no queremos destrozar alguna página. De nuevo pondremos a prueba nuestra capacidad lógica y matemática, la agudeza visual, nuestra capacidad de deducción... ahora, con retos bastante más difíciles, aunque haya alguno más facilón. A lo mejor para animarnos a continuar. Confieso que en alguno tuvimos que pedir ayuda al padre de las criaturas. Qué se le va a hacer si yo soy de letras. 

A ver, que tenemos las pistas y las soluciones al final del libro, igual que en el primero, pero mola más pedir ayuda a padres y maridos antes de admitir la derrota. Entre todos los enigmas se resuelven de forma más divertida.

En realidad, los Escapistas está pensado para lectura en solitario, pero como Daniel me pedía ayuda muchas veces e Iván también quería participar, acabamos leyéndolo en nuestras sesiones de lectura familiares. ¡Ya veces el más pequeño era el que daba con el quid antes que nadie! Se le dan muy bien los enigmas.


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