Cuando estuvimos en Las Palmas G C hicieron unas jornadas de cine y gastronomía muy chulas, pero no pudimos disfrutar de los talleres porque ya tenían todas las plazas cubiertas. Nos quedamos con muchas ganas. Sobre todo, al de cocina asiática y el de coctelería.
Lo de montar uno de cocina oriental en casa lo veía chungo, pero el de cócteles me pareció más alcanzable. Y no porque tenga alguna idea del tema. Cero patatero. pero es que recordaba que nos habían regalado una coctelera en nuestra boda que en su momento se fue directa a un cajón, pero que ahora veía yo que llegaba el momento de estrenarla a lo grande.
Miré recetas de cócteles sin alcohol en internet y los peques se decantaron más por el tipo San Francisco y Shirley Temple, que por el Virgin Bloody Mary, así que me hice con ingredientes tirando para lo que les había llamado la atención: zumo de naranja, de limón, granadina, piña natural, azúcar y uvas para adornar. Además, añadí Casera y Aquarius que teníamos en la nevera.
Craso error. A las malas aprendimos
que si hechas Casera en una coctelera y la agitas el gas hace que estalle y te quedas con una cocina decorada con manchas de rosa granadina que luego cuesta un poco quitar.
Pero quitando ese accidente que las fieras rogaron por repetir, pero que su madre se negó en redondo, el resto de los cócteles salieron muy bien y ricos. Con esos ingredientes era muy raro fallar en el sabor. Como mucho había que añadir más azúcar si quedaba demasiado ácido.
Tan divertido resultó que hasta el padre, que suele pasar de mis ocurrencias, se unión a la fiesta del cóctel y se hizo su propia creación.
Cada una que hacíamos tenía un color (entre el naranja, rojo y rosa) y sabor diferente. Creo que otro día vamos a intentar probar con ingredientes más acordes al bloody mary a ver que pasa: zumo de tomate, tabasco, pimienta, limón, sal...
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