Daniel es tan bueno que lo quiere compartir todo conmigo... hasta los virus más virulentos. Desde que está en la guardería me ha pegado una catarrazo, la tos más violenta que he tenido nunca (y él, pobrecito mío), el dolor de garganta, de cabeza, la conjuntivitis... Vamos, que espero haber pasado de pequeña el sarampión y la escarlatina porque si no lo tengo claro.
Cuando veo que mi pequeñín cojea de algún lado me preparo porque sé que va a recaer en mí con el doble de fuerza. ¡Pero si yo casi nunca me pongo malo! Para que luego digan que los niños viene con una pan debajo del brazo. Viene con multitud de gérmenes y, eso sí, con los 2.500 euros del gobierno, que los obtuvimos de chiripa. Poquito antes de que quitaran esta estúpida ayuda a la maternidad (lo que quiero son guarderías gratis).
Daniel tose, moquea, babea un poquito, luego te mira, sonríe y ya se te han quitado todos los males. Es mi mejor tratamiento para todas las enfermedades que me pega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me encanta saber lo que piensas.