Una tarde, al ir a recoger a Daniel, me encontré con una Marta muy seria. Me explicó que mi querubín se había dedicado a romper las ceras de su grupo en vez de a hacer las fichas. "Ha estado castigado porque se ha portado muy mal" Me aclaró. Miré a mi primogénito con cara de pocos amigos y le recriminé su comportamiento. El chiquitín se excusó con el típico argumento de que él no había sido el único y yo le ofrecí la típica respuesta de que a mí sólo me interesaba lo que hacía mi hijo. Entonces me pidió perdón mimoso. Le aseguré que no era a mí a la que había enfadado sino a su profesora así que le conminé a disculparse con ella, pero se negó en redondo. Comenzó a hacer pucheritos y a abrazarse a si mismo lastimosamente. No quería obligarle porque así lo único que consigo es el efecto contrario y que se angustie. Le abracé con cariño, le aseguré que si no lo volvía a hacer no pasaba nada y le ofrecí una salida un poco cobarde para decirle a su profesora que lo sentía: Una tarjeta de disculpa.
En casa preparé letras de fieltro, una cartulina y un par de corazones de celofán. Si hubiera tenido más tiempo hubiera quedado mil veces más trabajada, pero para lo que queríamos servía perfectamente. Cómo yo tenía que ocuparme del bebé, Raúl se encargó de dirigir a Daniel en la tarea. La idea era aprovechar también para enseñarle como se escribe la palabra "perdón". Su padre le indicaba la letra que tocaba en el libro del abecedario y el niño la buscaba y la pegaba en la cartulina. La decoró con los corazones y rematamos la tarea con su pequeña huella a modo de firma.
Al día siguiente, se la llevó bastante conforme al colegio, pero no se la quiso enseñar a nadie por el camino. Cuando llegó a la puerta de su clase se la entregó a Marta lo más rápido que pudo y se dejó achuchar sin mucho convencimiento. Supongo que estaba deseando pasar el mal rato lo antes posible.
Mi intención era que aprendiera que toda acción tiene su consecuencia, por lo que, de una manera u otra tenía que pedir perdón a su profesora.
Pues me parece una actividad muy constructiva, seguro que ha aprendido mucho con ella. Besitos
ResponderEliminar¡Eso espero! A veces me da miedo pecar de exceso.
Eliminarun aplauso mami!!!!! es esencial enseñar a los enanos pedir perdón....hoy casi nadie sabe que es eso....que no es rebajarse...sino querer y respetar al otro.....eso es la base de la buena educación!!!
ResponderEliminarMuchas gracias! Ojalá el peque haya aprendido algo de verdad! Con estos chiquitines nunca se sabe...
EliminarDespués de todo se mereció el perdón, así que felicidades a Daniel y a ti por enseñarle así de bien! Bsss
ResponderEliminarMuchas gracias. Al menos a la profesora le gustó el detalle.
EliminarLe enseñaste una lección importantisima, la de pedir perdón cuando la situación lo merece y él lo ha hecho de buena gana. Besos
ResponderEliminarGracias. Esto de las maternidad es una de cal y otra de arena. Un día estás orgullosa de haber enseñado bien a tus hijos y al siguiente te sientes fatal por haber perdido los papeles y haber dado mal ejemplo a tus pequeñines. ¡Con lo buenos imitadores que son a estas edades!
EliminarUn verdadero ejemplo Dácil, en serio.
ResponderEliminarMuchas gracias. Sienta bien la sensación de haber acertado con una actividad.
EliminarA mí no me parece una salida cobarde, creo que haciéndolo en casa en vuestra compañía lo habrá pensado mejor! Un besote!
ResponderEliminarLo suyo hubiera sido que le hubiera pedido perdón directamente con besito incluído, pero les imponemos tantas cosas que al final los pobres se rebelan. Normal.
EliminarQué bonita forma de pedir perdón...y qué manera más buena de hacerle entender la importancia de pedir perdón!!
ResponderEliminarMuy buena lección!!
Un besote
Gracias. Espero que no vuelvas a las andadas. A saber por qué le dio por romper las ceras...
EliminarQue bonita la tarjeta! La verdad es que supongo que le daría vergüenza asumir que se había portado mal, es normal en estas edades, pero lo importante es que se la entregó y sabe que lo que hizo esta mal hecho.
ResponderEliminarUn beso!
Seguramente le dio vergüenza, pero tiene que aprender a apechugar con las consecuencias de sus actos y que no sea siempre mamá la que vaya dando la cara por él.
EliminarHola guapa!
ResponderEliminarQué poca verguenza.. no te seguia!! ahora ya sí. :)
angelicos los niños. aunque a veces..tienen mas orgullo que altura..a torbellino le pasa y eso que aun no ha cumplido los dos años... en fin.. confiemos en que vaya aprendiendo.
ME apunto lo de la tarjeta para pedir perdon. es muy original y asi aprenderá tambien que los actos tienen una consecuencia...aunque sean manualidades... ejejejej
Un besete mami desesperada!
Muchas gracias por pasarte por aquí. Bienvenida.
EliminarSí que tiene orgullos nuestros chiquitines y cada vez más carácter y personalidad. por eso muchas veces nos dejan con la boca abierta de la sorpresa con sus salidas.
Besos!
Has hecho muy bien. Es muy difícil aprender a pedir perdón. De hecho, hay muchos adultos que no han aprendido... Habrá que ponerles a hacer cartulinas. Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminar¡¡Te imaginas?? Rajoy recortando letras de fieltro. Ummmmm. No, no me lo imagino.
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