Nuestros gusanos de seda ya son mariposas. Daniel ha disfrutado enormemente de todo el proceso. Tanto que estoy pensando incluso si guardar algunos huevos por si nacen gusanitos el próximo año. Todos no, porque tendríamos demasiados. Pensaba tirarlos a los pies de las moreras que tenemos detrás del edificio.
El peque alucinó cuando sus mascotas se pusieron a tejer el capullo y acabaron encerradas dentro. Después de unos días, abrimos la caja y allí estaban las mariposas. Muy poco después ya empezaban a poner huevos como locas. Las caras que ponía el chiquitín con cadad escubrimiento eran un poema. Iván no lo vivió tan intensamente. Me temo que es aún demasiado pequeño para asimilar estos cambios.
La verdad es que se convierten en unas polillas bastante asquerositas pero cuando las has criado tú, son TUS polillas y por ellas MA-TAS. Jajaja. Guárdales algún huevito, que estas cosas son de lo más útiles para aprender sobre la naturaleza. Un besote!!!
ResponderEliminarQue razón tienes jajaja
EliminarSon míiiiias, mis tesoooooros...
jajaja como disfrutan con los animales! me encanta quien no ha tenido gusanos de seda en su infancia? jeje
ResponderEliminarYo, yo no he tenido buaaaaaaa
EliminarPero los he tenido que mayor que también mola jajaja
Yo me lo había planteado, a ver si al final me animo!!
ResponderEliminarMuas!
Es divertido y a los peques les ha entusiasmado
EliminarComo molan los gusanos de seda yo lo recuerdo como algo gnial, al lado de mi casa ademas hay Moreras y los ponía morados jajajaja guardale algún huevito para la próxima.
ResponderEliminarHabrá que guardar algune jeje
ResponderEliminarY luego acordarse!