El otro día les puse a los pequeños Toy Story en la tele para ganar un rato para mí y avanzar algo en las tareas del hogar. Daniel tardó sólo diez minutos en venir a buscarme. "Quiero al señor Potato, mamiiiiiii". Se lo saqué y ahí empezó la guerra y el fin del "tiempo para mí". Me tuve que llevar a Iván del salón y dedicarme en exclusiva a entretenerle para que el mayor pudiera jugar a gusto con el juguete en cuestión sin que su hermano pequeño le sacara los ojos. Fue imposible que jugaran juntos.
Muuuuucho después, cuando Daniel se cansó de poner y quitar partes de la cara, le tocó el turno a Iván. Le encantó. Tanto que se empeñó en ponerse él los accesorios. Estaba tan gracioso que no pude evitar sacarle unas cuantas fotos. También se pasó un buen rato con el tubérculo. A partir de ese día me lo han pedido muchas veces. E, incluso, han logrado jugar juntos poniendo y quitando las piezas y formando horrorosos monstruos con ojos en las orejas, nariz en el pelo, legua en la nariz, etc.
La verdad que es el típico juguete que lleva años entreteniendo a los niños pequeños con mucho éxito.
Jajaja. Qué gracioso está... La verdad es que nunca tuve un Mr. Potato... Ahora quiero uno. Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarYo tampoco tuve uno, pero me lo recomendaron tan bien con Daniel que acabó cayendo. Y no veas lo que han jugado los dos con él. Valió la pena el dinero que inviertes en él.
Eliminary que lo digas, Mr Potato es un clásico de los juguetes, y la verdad es que muy util para cuand los peuqes están reconociendo las partes de su cuerpo.
ResponderEliminarUn besete
Cierto. Es increíble que con lo sencillo que es les fascine tanto. A lo mejor por eso mismo :D
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