Siguiendo los consejos de Más allá del Rosa o azul, metí en la bañera a mis dos peques para que se divirtieran pintarrajeando con lo que yo pensaba que era pintura de dedos (unos botecitos muy pequeños que venían con un juego que hace mucho pasó a la historia y que estaban medio gastados).
Ya había hecho lo mismo con el mayor, pero Iván nunca había disfrutado de este privilegio antes.
Se pusieron a la tarea muy contentos. Me pintaron la bañera, su cuerpo y a su mami, pero el papel plastificado blanco que les puse delante quedó casi impoluto. Se lo pasaron en grande con un pincel y sus dedos llenos de pintura, aunque llegó un momento en que el pequeño paró lo que estaba haciendo, se miró la manita sorprendido y levantó la vista hacia mi con gesto preocupado. "¡Aaaaaaag!" expresó, "¡Aaaaaag!" repitió un poco más angustiado. Con clara determinación levantó un pié para salir de la bañera y organizarme un desastre.
Menos mal que yo tenía cubiertos todos los imprevistos e impedí su huida con gran eficacia. Saqué unas toallitas húmeda y me dispuse a quitarle los restos de pintura. Ahí fue cuando me di cuenta de que no debía ser la pintura de dedos tan fácil de limpiar que conozco. La textura era plasticosa y había que frotar en serio para que saltara de la piel.
Para gran tristeza del niño mayor, di por terminado el juego y abrí el grifo de la ducha. Los dos dieron grititos de alegría cuando vieron correr el agua. Daniel se frotaba a si mismo para dejarse limpito y yo frotaba a Iván. Por supuesto, tuve que hechar una mano al primogénito para no dejar manchas inoportunas en su cuerpo. Menos mal que los dos colaboraron.
Se divirtieron mucho en el baño... Hasta que Iván se empeñó en regar a su hermano de forma continuada a pesar de las protestas del primero. Tras cinco o seis advertencias y otras tantas amenazas, saqué en volandas al bebé, que se resistió con todas sus fuerzas. Un abrazo tierno, un par de besos y mil arrumacos lograron calmarlo para secarle y ponerle el pijama.
Cuando saqué al mayor me di cuenta de que la bañera también necesitaba su sesión de limpieza a fondo.
Ahh ajajaja que divertido!! se les nota que lo pasaron de lujo en la bañera. muy buena idea!!
ResponderEliminarmuchos besitos
Así los tenía controlados y evitaba las catástrofes gordas jajaja
EliminarAnda q te metes tú solita en cada berenjenal!! ponerlos a cocinar, a pintar en la pared, a pintar en la bañera...tienes más peligro tú q ellos ;-)
ResponderEliminarA ver nena, hay juegos más inofensivos...el tragabolas, el twister...
Feliz fin de semana!
Jajaja Tienes toda la razón. Es que me gusta más a mí que a ellos. De todas formas, esos dos juegos que nombras me traen buenísimos recuerdos de mi infancia. Ya caerán, ya...
EliminarQué fotos ran divertidas y graciosas! me encantan jajaja! como se nota que los peques se lo pasaron bien,
ResponderEliminarme acabo de crear un blog ;) http://lamamademartinayalejandra.blogspot.com.es/
Un besazo enorme y feliz finde!
Ahora mismo me paso a conocerte :D
EliminarJajaja. Hay que ver lo bien que se lo pasan. Veré si aprovecho con el churri ahora que estamos de vacaciones a ponernos a pintar en la bañera. Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarPues vais a parecer un cuadro jajajaja
EliminarJajajajaja, que escrupulosito es tu peque... no me lo imaginaba yo así la verdad...
ResponderEliminarMi madre me ponía a dibujarle en la espalda con el dedo, y ella tenía que adivinar lo que yo dibujaba... entretenida me tenía y ella se llevaba una sesión de cosquillitas jejeje
Besotes.
Es que engaña jajaja
EliminarA mí me encantaría que Daniel tuviera paciencia suficiente para el juego de dibujar en la espalda, pero se cansa enseguida. Es que tú eras una joya ;)
uffff y luego limpiar la bañera, madremia!!!!!el año pasado en fiestas del pueblo pusieron papel continuo y pintura de dedos para que los peques se expresaran, y la bichito se expreso de lo lindo, jajajaj se puso tibia de pintura, ahora disfrutó un montón.
ResponderEliminarQue actividad más chula. Ojalá la hicieran por aquí.
Eliminar