Es increíble lo muchísimo que le gusta a Iván lavarse los dientes. En cuanto acabamos de comer y señalo el baño sale disparado al grito de "dientesh, dienteeeeesh". Enciende el solito la luz, coge su escalón, se lo arrima la lavabo, se sube, coge el cepillo y me mira con la ilusión brillando en sus ojitos. Le pongo la pasta infantil y comienza a cepillar enérgicamente. Le encanta escupir y limpiar su cepillo.
A veces, me lo encuentro arrimado en el lavabo gritando "dientesh, dientesh". Intento explicarle que es sólo después de comer, pero no atiende a razones y no ceja en sus berridos hasta que le pongo la pasta sabor fresa en el cepillo.
Supongo que tiene los dientes más brillantes de su clase de dos años.
pues que siga así, el dineral que vas a ahorrar en dentista!
ResponderEliminarelsofablanco.blogspot.com
Lo malo es que también come muchas chuches :S
EliminarJa jaja, pues que siga así, el dineral que vas a ahorrar en dentista ;)
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Mejor por exceso q por defecto :-)
ResponderEliminarTienes toda la razón, pero me da miedo que se me intoxique a fluor :S
EliminarOye, pues qué bien no?? A Peque no le vuelve loco, pero en general tampoco se queja mucho, jejejeje...
ResponderEliminarMuas!
Eso es lo mejor, ¡un término medio! :D
EliminarJajajaja. Qué gracioso... Pues oye, mejor que le guste tanto, así no tienes que estarle encima para que se lave los dientes. Un besote!!!
ResponderEliminarNo como el otro que hay que perseguirlo jajaja
EliminarQue hermanos más diferentes.
Pues sí que es mejor, pero a ver si lo que te vas a ahorrar en dentista te lo gastas en pasta jejeje.
ResponderEliminarBesostes!!!
¡Anda! Que no lo había pensado, ¡pero es verdad! :S
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