Blue nos enseña a respetar el planeta Azul

A la tierra se le conoce como el planeta azul, pero como sigamos así vamos a empezar a llamarlo el planeta gris polutivo. Como no queremos que pierda su bonito color es imprescindible concienciar a la gente de la importancia de preservar el medio ambiente e incidir en la necesidad de una educación rica en valores ecológicos desde que los niños son bien pequeños. A veces nos olvidamos de que el futuro está en sus manos.

Quienes tienen muy claro este punto es Volkswagen que ha puesto en marcha una estrategia muy azul a la que han bautizado como Think Blue. Dentro de este ámbito han contado con la Editorial Salvatella para sacar a la luz un completo libro para niños: El planeta azul.

Gracias a Madresfera hemos podido disfrutar en familia de la historia del herrerillo Blue y de sus amigos Leyre y Mikel y pasarlo genial con las actividades que proponen al final del libro.

Mis hijos enseguida quisieron ver que era lo que tenía en las manos y cuando vieron que era el libro me pidieron leerlo inmediatamente, pero todavía tenían que bañarse y cenar antes de que llegara el ansiado momento.

Cuando por fin estuvieron limpios y enfundados en sus pijamas empezó la hora del cuento. Flanqueada por mis dos retoños y cómodamente desparramados en la cama de matrimonio, acompañamos a los protagonistas de esta historia en sus conversaciones con personajes elementales y sus explicaciones y consejos para preservar la naturaleza y un aire limpio. El libro está pensado para edades más avanzadas, así que lo simplifiqué sobre la marcha y ellos fueron aportando su granito de arena en cada momento con sus comentarios y opiniones.

Cuando terminamos, le echamos un vistacito a las actividades y elegimos la del juego de roles porque me pareció la más sencilla y adecuada a mis dos terremotos. Iván eligió ser el mundo, Daniel el agua y a mí no me quedó más remedio que convertirme en la polución, porque sin malo no hay emoción en la historia. Así que mis peques unieron sus fuerzas para acabar conmigo y limpiarme a base de tirarme mucha muchísima agua. Cuando ganaron la batalla quisieron volver a jugar. En esta ocasión Iván eligió ser el sol, Daniel la nada, que no venía entre los personajes propuestos, pero como le hacía ilusión le dejamos, y yo, como siempre, el papel menos vistoso: la basura. Ni que decir que el sol me quemó y desaparecí en la nada. Y aún querían seguir jugando pero ya se nos había pasado hacia tiempo la hora de ir a dormir y me los llevé a la cama entre protestas y lamentos quejicosos (además yo ya estaba harta de ser la mala ¡y encima sucia! tooodo el rato, que una tiene su orgullo).

"Pero mami, no hemos jugado al juego de la Oca que viene en el libroooooooo" clamaba Daniel mientras le arrastraba por el pasillo hacia su inexorable destino, pero fui inflexible. Tenemos muchos días para jugar a la oca energética, al comecocos, al juego de la peonza, para montar el librito pequeño, para hacer el molinillo... ¡la de posibilidades de ocio que nos ha abierto el libro! Eso sí, se negaron a meterse en la cama hasta que les dejé elegir la ficha con la que jugarían al juego de tablero al día siguiente: Daniel será el coche amarillo, Iván el verde, papá el autobús rojo y yo el camión azul. ¡Han cogido con ganas El Planeta Azul!

Ahora vienen dos buenas noticias: Sorteamos uno que nos regala Volksvagen para la afortunada a la que Sortea2  y la señora fortuna elijan. Así podéis pasarlo tan bien como nosotros y educar a vuestros peques en valores medioambientales de una forma muy divertida. Y si resulta que Sortea2 os tiene ojeriza lo podéis descargar aquí, imprimirlo y ¡hacer que aprendan jugando!

¡Ale! a dejar un comentario y ¡mucha suerte! Tenéis hasta 19 de marzo para apuntaros y el 20 sabremos quien se lleva el ejemplar de El Planeta Azul para sus niños.