Ya viene siendo casi una tradición la búsqueda de los huevos de Pascua en el patio trasero de la casa del pueblo. Este año se nos han juntado nada menos que diez niños ansiosos por encontrar todas las golosinas chocolateadas.
Como ha hecho un calor impresionante no era muy aconsejable esconder los huevos mucho antes de que los niños hicieran su aparición porque, por otro año que ocurrió lo mismo, el riesgo de tener sopa de chocolate es muy alto. Así que estuvimos todo el día de juerga y cachondeo y, cuando llegó el momento, escondimos los huevos otra mami y yo a todo correr mientras los peques esperaban ansiosos dentro de la casa.
Antes de dar el pistoletazo de salida les expliqué las reglas. Son nuevas, pero me pareció importante ponerlas para evitar disgustos. Eran muy sencillas. Se buscan los huevos, se apilan en la mesa y luego se reparten equitativamente.
Todos estuvieron de acuerdo y se pusieron a buscarlos muy emocionados. Uno de los peques me criticó que los había puesto muy fáciles de encontrar. A ver si es verdad porque la abuela luego se va encontrando huevitos chuchurríos durante todo el año. Aún así me encontré tres en la limpieza posterior.
Los chiquillos juntaron todo lo que encontraron sobre la mesa y la otra madre que me estaba ayudando los repartió dejando alguno para nosotras, que somos las que habíamos currado y también nos merecíamos la golosina.
En cuanto echaron mano cada uno a su montón se sentaron todos a comerlos en el cesped. Les debió parecer muy aburrido eso de repartirlos equitativamente porque de repente comencé a oir "¿Quien quiere este huevo?", contestado por un bramido cacofónico que decía "Yoooooo". "Pues a por éeeeel", el niño tiraba el huevo y todos los demás se mataban por cogerlo. Se lo debieron pasar muy bien con el nuevo juego porque no les oí llorar en ningún momento.
Tras el festín a chocolate se pusieron a jugar a "Pies quietos", un juego que no conocía, pero que parece extremadamente divertido. El que se la queda se pone en el centro con una pelota (blandita), grita el nombre de un niño y sale corriendo. El aludido corre a por la pelota y si la coge antes de que toque el suelo la vuelve a tirar al aire diciendo el nombre de otro niño. Si se le cae tiene que cogerla de nuevo y gritar pies quietos. Todos se quedan parados en su sitio. Si el que la liga da a uno lo elimina y si no le da queda eliminado él. La dinámica es muy rápida por lo que no pasaban mucho tiempo fuera del juego.
Mis niños pronto empezaron a notar el cansancio, sobre todo Iván, que se emperretó justo cuando íbamos a sentarnos para dar buena cuenta de las chuletas, chorizos, pancetas y morcillas de la parrillada.
Daniel decayó un poco delante de la tele, pero tras recuperar fuerza a base de carnaza estuvo otro buen rato jugando en el patio con los amigos. Esa noche cayeron reventados. Y sus padres también.
Ay que gracia me ha hecho lo de la pobre abuela encontrándose chocolates durante el resto del año jajaja
ResponderEliminarEl juego de los pies juntos lo he jugado muchas veces, es muy divertido. No lo llamábamos así, pero no recuerdo su nombre.
Besos
Yo no lo conocía, que pena, me hubiera encantado jugar de pequeña. Ahora de adulta he preferido observarles desde la distancia con una cervecita en una mano y una chuleta en la otra jajaja
Eliminarque completo todo!! Imposible no psarlo bien!
ResponderEliminarFiesta infantil de Pascua por todo lo alto yujuuuu ;)
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