miércoles, 5 de junio de 2019

Un barquito con cáscara de nuez...

Con estos calores que vienen y van me entraron ganas de hacer una actividad que requiriera de agua como parte del juego. Y se me ocurrió que me apetecía comer nueces y tanto me daba comprarlas con cáscara que sin ella, así que la cosa estaba clara: ¡barquitos de cáscara de nuez!

¡A rellenar!
Me hice con todos los materiales: cáscaras de nuez (los niños ayudaron a comerse el interior), palillos, folios, tijeras, washitape y plastilina (que tuve que comprar porque la nuestra ya estaba muy seca). Una vez colocados en la mesa de la cocina procedimos a crear nuestros veleros.

Esto es complicado...
La cosa era muy fácil. Primero escogíamos las cáscaras que pensábamos que estaban en mejor estado, luego metíamos dentro plastilina hasta que se amoldaba a su nuevo recipiente, recortábamos las velas y las forrábamos de washitape, yo hacía los cortes estratégicos para ensartarlas en los palillos y las clavábamos en la plastilina de las cáscaras. Ideal para peques.

Nos están quedando guay
Cuando tuvimos listas las embarcaciones pusimos agua en un tupper a la que le añadí colorante azul para que pareciera más oceánica. Esto lo vi en una imagen y me encantó el resultado, pero ahora no recuerdo dónde.

Ups
El caso es que los niños estaban encantados de poner sus barquitos a navegar. Algunos se fueron al fondo nada más tocar el agua, sospechamos que fue porque tendrían alguna falla en sus cascarones, pero otro navegaron de una forma muy graciosa para gran emoción infantil (y adulta. No nos engañemos).

La hora de la verdad
Les dejé jugando con sus nuevos juguetes hasta que empecé a escuchar unos chof chof sospechoso y me acerqué a verles temiéndome lo peor y arrepintiéndome de haber añadido el colorante azul por muy bonito que quedara. En mi imaginación veía mi cocina redecorada de azul colorante, pero no.

¿Flotarán?
Había sido muy mal pensada. Los peques sólo habían recreado un pequeño huracán marino que había hecho que todos los barcos acabaran hundidos. Los daños estaban bastante controlados porque sólo habían mojado la mesa, ni siquiera sus camisetas. Milagro, milagro.

A ver éste...
Lo peor vino cuando sacaron los barcos para volver a comenzar el juego y se dieron cuenta de que ya no flotaban. Uuuuuy, vaya decepción. Les aseguré que esto se podía arreglar con que se secaran durante un tiempo.

Ooooh que bonito...
Y seguro que así habría sido si Raúl no los hubiera tirado antes pensando que ya habíamos terminado con la actividad.

¡¡Tornadoooo!!
En fin, todavía nos quedan muchas nueces y plastilina jejejeje

2 comentarios:

  1. Ostras!!! me has recordado mucho a mi niñez con estos barquitos!!!
    Que bien nos los pasábamos con 4 cosas sueltas.

    Igualito que muchos niños de ahora ehhhhhh (sarcasmo modo ON)

    Un beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja igualito, ya te digo.
      Pero bueno, al menos a estos dos fieras les llama la atención las actividades de abuela zapatilla de su madre jajaja

      Eliminar

Me encanta saber lo que piensas.