Abro el paquete que me acaba de llegar a casa y mi cara se ilumina. En su interior brillaba con luz propia algo que me estaba haciendo falta con urgencia: El pequeño libro de la MALA LECHE.
Este inicio de cole y vuelta a la rutina está siendo un infierno total. Volvimos de Pekín el viernes 6 de septiembre y el 9 ya estaban en el cole casi sin haber preparado nada. Me ha tocado volar para tener el material, los libros, la ropa, mochilas... más o menos a tiempo. Sin contar con que me quedé en paro en junio y nada más llegar inicié un programa de búsqueda de empleo activa (Vives Emplea de Acción contra el Hambre), que me está yendo de maravilla, pero exige dedicación. También me puse las pilas para que me cambiaran a un nivel más alto de That's English porque el año pasado me metí en primero y me aburría (conseguí entrar en el B2.1 gracias a Paloma de Refuerzo Divertido que es una amor absoluto y me ayudó a practicar mi conversación), la casa, las tutorías, las revisiones médicas, un Daniel preadolescente que me lleva por la calle de la amargura, Iván reclamando atención aunque sea de la mala... Total, un absoluto estrés. Y yo sola, porque Raúl seguía en Pekín.
Necesitaba algo que me sacara de dentro tanto mal humor y agobio negro oscuro. Y por fin tenía entre las manos una pequeña guía para plasmar mi lado más ácido e irreverente con arte y gracia de la buena. ¡Vamos! Que como reza la portada este libro, saca lo peor que hay en ti.
Para empezar puedes criticar a todo el que te rodea y quedarte a gusto sin que haya consecuencias (a no ser que lo encuentren y lo lean violando tu intimidad, que eso sería muy muy feo).
Que si este más tonto no puede ser, que si el otro tiene un cerebro unineurona o qué, que no puedo con la prepotencia de fulanita, el egoísmo de menganito... Se abre la veda. No te cortes. Entre estas páginas no hay lugar para lo políticamente correcto ni la mesura.
Puedes hacer una apología de todos los imbéciles que te puedes encontrar en tu vida y cómo los reconoces, enumerar esas malditas costumbres ajenas que te sacan de quicio, poner verde a toda esa gente que nacen con una estrella en el culo y que hacen que la envidia te destile de todos los poros (es imposible que todo les salga tan bien y a ti tan normal). Hasta hay lugar para hablar de las cuentas y perfiles de internet y redes sociales que te tocan la moral. Por cierto, que la página para personalizar tu propio muñeco vudú me ha hecho soltar una carcajada. No sé, a quién voy a representar, no sé...
Y lo mejor de todo. Sacas toda tu mierda sin ofender ni hacer daño a nadie y la decoras artísticamente en un librito graciosísimo con ilustraciones en blanco y negro, frases inspiradoras y títulos provocadores como: "Hoy puede ser un mal día... y mañana también"o "Qué **** le pasa a todo el mundo" (con simbolitos incluidos, que no los he añadido yo).
En resumen, que me está sirviendo de terapia para pasar este momento de crisis estresante y agotadora en el que la gente que te rodea se extrema y parece que el mundo está contra ti con malvados planes para retrasarte en tus tareas y hundirte en la miseria (¿exagerada yoooo? A que te incluso en mi guía de la mala leche...) ;)
Qué buena idea. Un beso
ResponderEliminarEso pensé yo cuando lo vi!! Y después pensé lo necesitoooo jajajaja
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