El año pasado nos lo pasamos tan bien con la aventura de Ryuutama que nos dirigió Troile que queríamos repetir con él, pero no vi manera de buscar por el nombre del que organiza la actividad y no os podéis imaginar la de partidas de rol que se ofertan en las TdN. También andaba yo justa de tiempo porque este verano ha sido movidísimo. No hemos parado la pata. El caso es que no encontré ninguna actividad de este chico tan majo por la web.
Me había dado por vencida cuando, me lo crucé por el camino central que cruza el Ceulaj. ¡Que suerte! No me lo pensé dos veces y lo abordé a saco para averiguar si tenía pensada alguna partida en la que se pudieran apuntar mis peques durante las jornadas. ¡Y sí! Que alegrón.
Enseguida mis churumbeles me reclamaron su inmediata inscripción en la partida, que en esta ocasión no versaba sobre el universo Ryuutama, sino en uno que había creado él mismo sobre un mundo tecnológico decadente, lleno de simpáticos y peculiares robots domésticos y pequeños espíritus de la naturaleza que luchan por recuperar el terreno perdido en manos del progreso humano. ¡Sonaba genial! Su nombre: Almas de Silicio.
Cuando nos dimos cuenta que la partida le coincidía a Daniel con su rol en vivo tuvimos un pequeño momento de crisis. ¡Ay! Quien pudiera estar en dos lugares a la vez. El niño lo quería todo y no podía ser.
Tampoco podía elegir, porque a La Casa del Cerezo se había pre inscrito con anterioridad, se había aprendido la hoja de su personaje al dedillo y las instrucciones que le había mandado el máster y ya no podía dejar de ir sin causar un gran destrozo en la partida (que tampoco quería dejar de ir, tuvimos movida porque estaba frustrado por no poder tenerlo todo).
En fin, que inscribí al pequeño y a mi misma y nos presentamos en la sala con muchas ganas de jugar, después de haber dejado encargado al padre que llevara al mayor a la otra partida. Nuestros compañeros de juego resultaron ser muy divertidos y se les notaba la experiencia rolera por todos los poros.
En la aventura, éramos unidades de robots dedicados a las tareas domésticas más sencillas como hacer la cama, recoger los juguetes, poner la lavadora, etc... Nuestro padre, el que nos construyó, ha fallecido, y Livecorp, la empresa para la que trabaja se ha llevado su cuerpo.
Madre no está nada contenta y nos envía a recuperarlo, así que allá que nos vamos nosotros con una forma muy simple y errónea de entender el mundo humano, nuestro lenguaje limitado a sonidos y gestos (las "conversaciones" fueron la caña, nos partíamos) y nuestras... ejem... arms como la pistola de almidón o el ganchito con cuerda.
Nuestro máster nos metió de lleno en la historia con su arte para narrar y hacernos estallar en carcajadas. Los momentos más épicos casi podías verlos en tu mente y fueron impresionantes, es un crack. Hubo de todo: situaciones surrealistas, desesperadas, pifias de órdago, críticos memorables, tensos, batallas, huidas, caídas, gatitos gigantes hambrientos, emoción, ternura... Jolín, que no le faltó nada a la misión. Al final tuvimos éxito, aunque con una batalla final descacharrante a la par que gloriosa. Nuestro padre al fin podía descansar en paz, aunque nosotros perdimos a un compañero por el camino, un PNJ hosco, rebelde y demasiado autónomo, cuya valiosa ayuda fue determinante para conseguir nuestra victoria.
Estamos deseando que el máster publique el juego para pillarlo porque nos ha parecido muy original y divertido. Además, le he prometido a Daniel que lo tendremos para que Raúl nos dirija muchas partidas y se le quite un poco la decepción de habérselo perdido.
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