Ojala se estuviera quieto un ratito para poder hacerle mimitos con tranquilidad, pero... ¡que va! El se retuerce como un energúmeno y se agarra con todas sus fuerzas para escapar de tus brazos y arrastrarse a hacer perrerías. Si lo dejas en el suelo tampoco hay paz porque va directo a los rincones más peligrosos, a tirarle la comida a los pobres gatos, a ponerse de pie justo enfrente del pico de un mesa... ¡Quién dijo miedo! Desde luego Danielito no.
jueves, 10 de junio de 2010
Ya se pone de pié
Este niño no para. Hace unos días comenzaba a arrastrar su pancita por toda la casa causando estragos a su paso y ahora lo que más le gusta es mantenerse de pie agarrado a lo que le pille más a mano, normalmente su madre (¡Ay! Mi espalda ¡sigh!).
Ojala se estuviera quieto un ratito para poder hacerle mimitos con tranquilidad, pero... ¡que va! El se retuerce como un energúmeno y se agarra con todas sus fuerzas para escapar de tus brazos y arrastrarse a hacer perrerías. Si lo dejas en el suelo tampoco hay paz porque va directo a los rincones más peligrosos, a tirarle la comida a los pobres gatos, a ponerse de pie justo enfrente del pico de un mesa... ¡Quién dijo miedo! Desde luego Danielito no.
Ojala se estuviera quieto un ratito para poder hacerle mimitos con tranquilidad, pero... ¡que va! El se retuerce como un energúmeno y se agarra con todas sus fuerzas para escapar de tus brazos y arrastrarse a hacer perrerías. Si lo dejas en el suelo tampoco hay paz porque va directo a los rincones más peligrosos, a tirarle la comida a los pobres gatos, a ponerse de pie justo enfrente del pico de un mesa... ¡Quién dijo miedo! Desde luego Danielito no.
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