La Mora

A la salida del cole propuse a los peques ir a la biblioteca del cole que abre dos días a la semana al finalizar las clases. Los dos acogieron alegres la iniciativa, pero le pequeño con demasiada alegría porque me cogió de la mano y empezó a tirar de mí como un poseso. "Siiiiii, correeeee. Que no va a estar el libro que me gusta" me pidió con urgencia.

Mientras volábamos le pregunté por ese libro tan especial. "El de la moraaaaa. Que hay un hombre que se muere y se convierte en esqueletoooo" , me explicó sin dejar de correr.

En cuanto llegamos a la puerta de la biblioteca se fue disparado hacia un estante en concreto y se puso a rebuscar como un loco. Yo no tenía ni idea de qué libro me hablaba.

"¡Este!", exclamó triunfante mientras enarbolaba un ejemplar que yo no había visto en mi vida, "¡léemelo, léemelo!" me pidió con ojillos brillantes. Intenté convencerle para hacer la lectura en casa porque la biblioteca sólo abre media hora y quería mirar a ver si veía algo interesante, pero no hubo manera, así que me senté con el niño y comencé a leer. Daniel se nos unió enseguida.

En realidad, la historia nos muerta el ciclo de la vida un poco a lo bestia. La verdad es que la historia es un poco tétrica y los dibujos son muy bonitos, pero bastante desagradables... Aún y todo ¡les encanta! Ya no sé ni la de veces que lo habremos leído. Al finalizar cada página me hacen los coros con la última frase muertos de la risa "que estaba en su moral triste y sola".

Y éste es un claro ejemplo de que, muchas veces, lo que nos gusta a los padres para los hijos no es lo mismo que les gusta a los hijos para ellos mismos. Nunca se me hubiera ocurrido cogerlo para ellos.