Nosotros no vamos al parque, no. No jugamos con los columpios como todo el mundo. ¡Uy! Que aburrido. Nosotros vamos a selvas, estaciones espaciales, mundos paralelos, países arbóreos en los que la gente vive en los árboles, nos convertimos en cazadores de trolls, piratas magos...
Y, a veces, sólo a veces... Jugamos en los columpios al modo tradicional. ¡Menos mal! Cuando vamos al parque y están sus amigos no les sigo mucho la pista, pero cuando vamos sólos me los cuentan todo y me invitan a sus aventuras.
El fin de semana pasado, fuimos a uno de los parques a lo que solemos ir. Yo pensaba que ya no econdería ninguna sorpresa para nosostros, peeero... ¡me equivocaba! Resulta que explorando tierras extrañas dimos con una cueva selva, según Daniel, llena de esqueletos, según yo, llena de bichos asquerosos. Y, claro, tuvimos que explorarla deprisa porque no venían pisando los talones un ejército de orcos y no era cuestión que nos atraparan dentro. Afortunadamente encontramos armas para todos: espadas y armas arrojadizas para los niños y un látigo para mamá. Ya estábamos listos para entrar en combate. Menos mal que estábamos sólos y, aún así, estuvimos a punto de tener más de un accidente en el fragor de la batalla. Cuando estás peleando con orcos lo que menos te esperas es que tu propio compañero te arree un palazo. Un estrés, un estrés. Pero no que no sufra nadie porque ganamos y mamá (la aguafiestas) dio por terminada la sesión de parque porque ya se nos hacía tarde (un poco más y nos pilla la noche y eso que ya vamos para el verano).
Tan bien se lo pasaron que no pararon de marearme hasta que los volví a llevar al parque. Esta vez a otro y con un juguete que se habían encontrado por la casa y hacía mucho que no veían: el lanzador de cohetes del Dideco. Les encanta, pero hay que tener mucho espacio para usarlo. Se trata de una base con un tubo conectado a un hinflador por un tubo. Pones el cohete de foam en el tubo, saltas a lo bestia al himchador y el cohete sale disparado a dstinos impredecibles. Tiene unos alerones para controlar un poco el vuelo, pero, ne nuestro caso, tenía. Ya quedan pocos.
Hay que tener cuidado de no ponerse cerca de árboles o adiós cohete, te echaremos de menos. Así que las ocasiones de uso no son muy frecuentes. Como siempre que lo sacamos a que le dé el aire acabamos juntando un grupillo curioso de niños ansiosos por poner en órbita al cohete.
Después de nuestra aventura espacial tuve que volver a llamar al orden (aguar de nuevo la fiesta) y obligarles a volver a casa para poder ponerme a cocinar y comer antes de la hora de merendar.
Jajajaja. Cómo mola lo del cohete!!! Aunque luchar contra orcos también tiene su punto... Un besote!!!
ResponderEliminarEs un juguete muy chulo que no pude dejar de comprarles aunque el padre, muy sabiamente me dijera que iba a coger más polvo que otra cosa. Lo sacamos muy poco porque no apetece cargar con él y necesita espacios libres, pero es taaan chulo jajaja
EliminarMujer, es que luchar contra orcos y explorar cuevas llenas de esqueletos es lo que tiene, que hasta tu compañero puede darte sin querer :D
ResponderEliminar¡Menudas salidas chulas hacéis!
Es que les puede la emoción del momento jajaja
EliminarPero vaya peligro tienen. Cuando hay más niños les tengo que frenar porque no es lo mismo chafar un poco a su madre o hermano que a otro niño. Cuando voy con más gente me paso el día atendiendo reclamaciones ainsss
me encanta el cohete. Tiene el problema de tener que buscar un sitio despejado pero bueno, siempre hay algún campo de fútbol o cancha de baloncesto poco utilizada (en las que, de hecho, aprovechan para patinar jejeje)
ResponderEliminarA mí también me encanta. Caí en la tentación aun sabiendo que iba a tener poco uso ;)
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