Crema Activa y Crema Alivian de Mondariz

Confieso que yo no soy muy de cremas y, en un principio, no me iba a apuntar al pedazo de sorteo que pusieron en marcha desde Vigopeques, pero cuando comencé a leer la cosa me fue interesando cada vez más. ¡Uy! Pero si estas cremas son justo lo que necesito. A ver, a ver... crema especial para masajes, crema especial para piernas... alivian dolores, relajan... Eso sonaban demasiado bien. Crema Activa y Crema Alivian de cosmética Termal del Balneario Mondariz. Que tiene una marca que se llama La Belleza del agua. Si la mami no puede ir al spá que el spá vaya a la mami.

¡Y tanto que sí! Porque la suerte se fijó en mí y... ¡ganadora Madre Desesperada! Ole ole. Comprobé que no hubiera otra madre desesperada entre los comentarios y no, que era yo la que se llevaba a casa el pack belleza y relax. Yujuuuuu.

No negaré que tenía miedo de que se me caducaran en el armario del baño como otras tantas. Pero que va. En cuanto me llegaron me dieron unas ganas irresistibles de darme un baño de agua caliente. Es curioso. ¿Les pondrán algo especial para que lo primero que te venga a la mente es la piscina templada de un spá?

Dicho y hecho. Bañera llena, espumita y diez minutos de disfrute que no está la agenda como para invertir más tiempo en ocio. Luego cogí la crema masaje Alivian, ideal para mitigar molestias y dolores musculares y articulares. Después de un fin de semana arrastrando muebles de un lado a otro, vaciando armarios y dejándome la espalda y brazos en un intento de sacar espacio en la habitación de Daniel para una mesa de estudio me venía de perlas algo así. Un olor penetrante muy parecido al eucalipto inundó el baño en cuanto me la puse en las yemas de los dedos. Entre eso y el vapor del baño se me destaponó la nariz, que lleva toda la primavera a medio gas. Encantada me puse una ración generosa en las lumbares, hombros y brazos. Que gustito.

Después usé la crema para las piernas para aliviar las molestias por mala circulación y refrescarlas. Otro invento. Entre el masaje y el frescor de la cremita estaba en la gloria.

Acabé tan relajada que lo único que quería era meterme en la cama. Un pena que el deber me reclamase y tuviera que arrastrar mis relajados músculos a recoger a los niños del colegio y a seguir con la estresante rutina diaria.

¡Ah! Y no hay peligro que se me caduquen. Al ritmo que llevo no creo que me duren un mes.