Los orcos no sólo habitan en lo más oscuro de la Tierra Media. Cuando se cansan de sus minas húmedas y sus torres oscuras se viene al río de Covarrubias a darse un chapuzón. Que sí, que sí, que yo los he visto.
Este fin de semana, los chiquillos se lo han pasado extremadamente bien en el río. Dos factores han influido en que esta vez fuera más emocionante que normalmente. El primero fue encontrar el "castillo" que se dejaron montado los jugadores de la partida de rol de "Shieldorf" que se jugó hace dos fines de semana en el pueblo.
Allí hemos librado una cruenta batalla para hacernos con él. De la que hemos salido triunfadores, básicamente, porque estaba abandonado. Pero eso no quita que la gesta haya sido la mar de emocionante. Nos ha dado juego para rato.
El segundo factor fue que el padre encontró piedras de arcillas, perfectas para dibujar en piedras y para hacer pintura de guerra orca. Todo comenzó con inocentes dibujitos... de repente, teníamos el ojo de saurón ante nuestras propias narices (dibujado en una piedra bastante grandes) y, cuando me quise dar cuenta mis hijos y mi marido se convirtieron en feas bestias creadas para la lucha. Hasta gruñían y bramaban. Todo un espectáculo.
Pronto dos niñas se unieron al ejército orco. Y quien sabe hasta dónde habrían llegado si no nos hubiéramos tenido que ir a comer. Y todo el mundo sabe que los orcos son muy comilones, así que dejaron sus armas y siguieron a sus padres tras un baño reparador e higienizante que borró el grueso de la pintura arcillosa.
En realidad, Iván fue un orco limpito en todo momento porque no le moló nada untarse en arcilla y decidió ser el orco blanco guerrero. Todo es válido en el mundo de la imaginación.
q divertidoooo!!!:D
ResponderEliminarJajaja ya sabes que estos necesitan poco para montarse una fiesta ;)
EliminarMe encantáis!!! ;-)
ResponderEliminarY a mí vosotroooos!!! Sois una familia increíble <3
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