De excursión por Covarrubias y cometas

Al final tampoco nos llovió tanto durante el puente de mayo así que pudimos disfrutar de paseos al aire libre. Nos encanta salirnos del pueblo por caminos salvajes. En esta ocasión decidimos ir por uno que no estábamos seguros de si habíamos ido alguna vez. Raúl dijo que creía que alguna vez alguien la había dicho que al final había una fuente. Eso fue suficiente para animarnos a investigar.

El campo estaba precioso después de los días de lluvia y olía muy bien. Como siempre mis hijos pusieron en marcha su imaginación y lucharon mil batallas por el camino. Sobre todo con un misterioso y lúgubre árbol caído que encontramos por el camino.

También se interesaron por las explicaciones de su padre sobre cómo se transformaban las flores del cerezo en cerezas. E hicieron acopio de palos y piedras como suele ser habitual. Ellos los cogen, los llevan un rato, se cansan, me los dan y yo los dejo por ahí en cuanto se despistan. pero no sufráis por ellos que enseguida le encuentran sustituto.

Al final no llegamos a ver ninguna fuente. No sabemos si porque estaba más lejos y los peques se cansaron demasiado pronto del camino (ya llevábamos casi una hora andando) o si nos habíamos equivocado de ubicación. El caso es que nos dimos la vuelta sin verla.

Pensábamos volver a casa porque, supuestamente, los niños estában muuuuy cansados, pero el padre recibió un mensaje en el móvil que lo cambió todo: "Estamos en la era con las cometas". Provenía de una amigo suyo que tiene también niños y encima tiene un perro precioso, así que mis hijos no se lo pensaron dos veces y allá que fueron frescos como lechugas. Parece cosa de magia cómo se recuperan de repente algunas veces.

Los amigos les prestaron las cometas a mis chicos que las hicieron volar la mar de felices hasta que se cansaron y se pusieron a jugar con el perrazo que, sospecho acabó hasta la coronilla del entusiasmo infantil.

Entre pitos y flautas se nos alargó la tarde fuera de casa, pero lo pasamos genial.