Una noche nos dio por consultar el tiempo y nos anunciaron lluvias y bajada de temperaturas al día siguiente. Pensando en que poca playa o piscina íbamos a disfrutar decidimos ir de excursión a algún pueblo con castillo de los que por allí abundan.
Mi prima nos recomendó Castalla y un restaurante allí para disfrutar de unos delicioso gazpachos manchegos. Como nunca los comemos no empezó a apetecer hincarles el diente más que visitar castillos. Allá que nos fuimos. Con tan mala pata que era fiestas y el pueblo estaba cerrado a cal y canto: Ni castillo ni ná de ná. Las calles estaban llenas de barrotes para protegerlas de las embestidas de los toros que soltarían esa tarde. Después de dar una vueltilla por sus calles, decidimos cambiar de pueblo y optamos por Biar.
El castillo de Biar sí que estaba abierto, pero antes de que pudiéramos encaminarnos a sus murallas, Iván se tropezó y se dió con una barra de una valla en la boca haciéndose un corte que a mí me pareció tremendo. Angustiada obligué a toda la familia a ir al centro de salud más cercano, pero al llegar me di cuenta que, al ser una día de fiesta, sólo estaba operativo urgencias y al entrar y ver casos realmente urgentes, se me quitó la tontería y nos fuimos todos a ver el castillo. De todas formas, le lavé la herida con suero al llegar a casa y se la observo y limpio todos los días. Creo que se le ha infectado un poquito. Él saca el labio y se deja hacer con resignación.
El castillo era muy pequeñito, pero para los niños fue suficiente. Sobre todo por las sillas en las que se sentaron y declararon muy orgullosos que se acababan de convertir en Reyes. Desde las almenas las vistas eran impresionantes. Y es que el pueblo es precioso. Dimos una vuelta por su barrio antiguo y nos metimos en su iglesia.
Como ya nos sonaban algo las tripas volvimos a Castalla para ir al restaurante elegido. No fuimos al que nos recomendó mi prima porque en internet no lo ponían como bueno para ir con niños, en cambio recomendaban bastante el del Hotel Caseta Nova y no nos defraudó. Los jardines eran una chulada para que los niños pasearan y el trato inmejorable. Tenían una menú de niños estupendo y los gazpachos estaban de muerte. Incluso el precio nos pareció bueno.
Al final, ni llovió, ni hizo frío. Lució un sol esplendoroso que de vez en cuando tapaba alguna negra nube. Con lo que al día siguiente nos fuimos a la playa y pasamos del parte meteorológico que volvía a anunciar lluvias.
¿Gazpachos manchegos en agosto? Me dan sudores sólo de pensarlo... Jajajaja. Me alegro de que al final lo del corte no fuera mucho y que hayáis podido disfrutar del paseo en la medida de lo posible. Un besote!!!
ResponderEliminarJajaja no es un plato muy veraniego, pero es que sólo lo como cuando voy la región de levante y suele coincidir que es época estival. Está tan bueno que no lo perdonamos ñam ñam ;)
EliminarLo del corte ya lo tiene superado el Atila de mi niño :D
Muchas gracias!
vaya q lástima lo de la boquita...
ResponderEliminara ver si la infección no va a más.
a mí me encantan los castillos, lo malo es q donde vosotros habéis veraneado me pilla muy lejos :D
besos
Parece que con los lavados de suero se ha curado bastante bien. Muchas gracias!!
EliminarLevante está plagado de castillos. Si alguna vez paras por allí hazte una ruta. Te va a encantar :D
Besos!!