Aprovechando que íbamos a saludar a mi primo a su óptica, Opticalia Maestre, como casi siempre que vamos por Elda, se nos ocurrió pedirle que le revisara la vista al mayor de mis vastagos. Últimamente se pega demasiado a la tele y, con dos padres miopes, nos temíamos lo peor. Pero mi primo nos tranquilizó al instante. Le hizo una revisión muy completa y nos aseguró que ni miopía, ni ojo vago, pero que, evidentemente, si dejábamos que se peque mucho a la tele, tablet, libros, ordenadores, etc, acabará teniendo miopía.
Nos aseguró que mis retoños no tenían la miopía asegurada, a pesar de sus cegatos progenitores, pero que nuestros nietos probablemente sí. Bueno, ya nos preocuparemos de eso cuando llegue el momento. Paso a paso.
El chiquillo se lo pasó genial en su revisión, e incluso se acordó de aquella revisión del dentista que tuvo y me preguntó cuando era su siguiente cita. Se ve que no tuvo bastante. Cuando se bajó del sillón le faltó tiempo a su hermano ocupar su lugar, pero Iván es demasiado pequeño aún para estas revisiones y lo hicimos bajar después de que probara por un minuto probar las extrañas gafas que tanto le fascinaban.
Jajajaja. Yo llevo gafas (o lentillas, según el caso) desde los nueve años. He pensado mil veces en operarme porque la verdad es que es un tostón... Me alegro de que los ojillos de Daniel estén genial. Que siga así!!! Un besote!!!
ResponderEliminarYo también llevo gafas desde bien pequeña, pero a los 21 años me operé y se obró un milagro. Que maravilla levantarme por las mañanas y no tener que dar manotazos a la mesita de noche en busca de las gafas. Abrir los párpados y ver directamente. Y es que yo tenía ocho dioptrías y sin las gafas no veía casi nada. La operación me cambió la vida. Estoy contentísima. A día de hoy me están volviendo a subir las dioptrías, pero aún no necesito gafas ¡menos mal! Y que dure :D
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