Miren me dio una buenísima idea para hacer con los niños. Me comentó que uno de sus hijos quería hacer una cata de helados. ¡Que buena idea! Así que me apunté la actividad para desarrollarla en casa. La oportunidad se nos presentó cuando una amiguito los invitó a su casa, padres incluidos. Me fui al hiper y compré cuatro sabores diferentes que sabía que iban a gustar en mayor o menor medida. No me arriesgué mucho.
Al final, como Raúl se llevó Las Mansiones de la Locura y nos llevó muchísimo tiempo intentar salvar el mundo (cosa que no conseguimos), la merienda cena prevista se convirtió en cena con todas las de la ley y se nos hizo un pelín tarde para la cata. Reduje la actividad a que los allí reunidos probaban un helado con los ojos cerrados, lo paladeaban un poquito y a la de tres decían el sabor que pensaban que era.
Nos reímos un montón porque de paladar vamos un poco regular. Es un sentido que usamos apoyándonos en otros como la vista o el olfato. Si cerramos los ojos nos cuesta mucho más acertar, que fue lo que pasó. Sobre todo con el de Turrón, que mi familia detectó a la primera porque están acostumbradísimos a comerlo, pero la otra familia confundió con chocolate o café. La vainilla con nueces de macadamia les sonaba familiar a todos, pero les costó bastante identificarla. La nata con limón y piñones fue la más difícil de todas, porque el consenso general fue limón y les fue casi imposible notar el sabor de la nata. Con el chocolate belga nadie tuvo problemas: "¡Chocolate!", gritaron todos a la vez.
Fue un debate muy divertido, pero el mayor me confesó luego que se lo esperaba mejor. Admití que lo había acortado por la hora que era, pero que la idea era que cada uno tuviera al lado un folio, probara un sabor y anotara una serie de cuestiones antes de pasar al siguiente. Finalmente tendríamos el debate de las conclusiones de los anotado, pero eso nos hubiera llevado muchísimo tiempo.
Como vi que al peque se le iluminaban los ojos decidimos repetir la actividad con el modo largo y otros sabores.
Las preguntas de la ficha eran:
Color (Sin mirar, de qué color creen que es el helado).
Sabores (Principal y secundarios).
Título (Darle un nombre al helado):
Puntuación (del 1 a 5).
En esta ocasión confundieron el helado de turrón con el de caramelo por culpa del sirope. El de Caramelo, Daniel dijo que era de leche merengada, y la verdad es que se daba un aire, y el de tres chocolates ambos pensaron que eran de chocolate y nata. Los nombres que les dieron eran de lo más más originales.
La verdad es que los segundos helados que compré tenían demasiado toppins y siropes y la cosa fue más difícil, pero no restó diversión al juego. Hay que repetirlo con otro tema, por ejemplo... ¡zumos y batidos!
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