Lo han hecho tan cómodo que hasta el gato quería entrar... siempre y cuando no hubiera niños a la vista, claro. Se ve que a Fantasma no le gusta compartir.
Los chiquillos han llenado su lugar especial de juegos y libros. Se han hecho con linternas y han vivido mil y una aventuras bajo la sábana que cubría la mesa.
Hemos tenido que comer en mesitas pequeñas, pero eso también ha formado parte del juego. Aprovechamos que el padre estaba de viaje para poner el salón patas arriba durante tres días.
Como siempre tuvimos lloros y lamentaciones el día que lo desmantelé, pero en esta ocasión entraron en razón mucho antes y entendieron que necesitamos la mesa del comedor libre para poder usarla.
Mis hijos también lo hacían. Un beso
ResponderEliminarEs un clásico jajaja Se lo pasan bomba :D Besos!
EliminarQ guay!!! me encantá!!! el año pasado sino recuerdo mal, usasteis cartones?? puede ser?? me parece un plan fantástico!!!! seguir disfrutando del verano y las vacaciones!
ResponderEliminarPues puede ser. Ya de un año para otro no me acuerdo. Y estos no perdonan un verano sin su campamento en el salón jajaja Felices vacaciones!!
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