lunes, 30 de noviembre de 2020

Barkham Horror. La intromisión de Miaulathotep

Están pasando cosas muy extrañas en Barkham. Para unos sabuesos investigadores de la talla de ....... es muy fácil darse cuenta de que los gatos están más revoltosos que nunca... nada les impedirá investigar este misterio y acabar con los horrores que se encuentren por el camino... siempre y cuando no se les cruce el delicioso olor de algo rico, sabroso y grasiento por en medio.

Éste, más o menos, es el inicio de Barkham Horror. La intromisión de Miaulathotep, una aventura de Arkham Horror el juego de cartas en la que los investigadores toman la forma de perros antropomorfos y los gatos de terribles monstruos. Con algunas excepciones...

Parecía hecha para nuestros hijos, que llevaban ya algún tiempo protestando porque no les dejábamos participar en nuestras partidas. Que es un juego de adultos... les repetíamos una y otra vez. ¿Y qué?, contestaban ellos, como si nunca hubiéramos jugado a un juego de adultos. Es cierto, juegan a todo lo que se les presenta, pero el juego que nos ocupa es especialmente complicado, tanto por sus mecánicas (demasiadas fases con sus propias reglas cada una), como por los efectos de sus cartas (algunas hay que leerlas dos veces para ver cómo se utiliza).

Pero el destino llamaba a nuestras puertas en forma de perritos adorables y gatitos malignos, era el momento del bautizo de los peques en el que se ha convertido en el juego preferido de sus padres. Así que el padre de familia nos hizo elegir entre los investigadores: Bau Harrigan, el perro de guerra; Jaqueline Canine, la lectora de patas; el bueno de Duque, con su humano amistoso; Kate Winthguau, la labrador de laboratorio y Babasombra O'Toole, el cachorro escapipista. Uno por cada grupo de investigadores del juego.

Elegimos el que más nos gustó y el padre se encargó de hacernos los mazos. Siempre delego en él, pero cualquier día me lanzo a hacerme uno yo misma, porque últimamente no me acierta tanto. Se ve que ya me voy aficionando a algunas cartas más que a otras.

Al final, hubo cambio de planes porque el mayor tenía el día tonto adolescente rebelde trágico y cómo todos estábamos contra él y éramos más malvados que el mismísimo Miaulathotep, no le dio la gana de sentarse a jugar, así que Raúl tomó su personaje para equilibrar mejor el grupo. Él se convirtió en Bau Harrigan, Iván en Duque (que tenía chollo con su humano amistoso) y yo en Kate Winthguau. 

La bolsa de caos se puso en mi contra desde el principio. De hecho, mi primera mano se me fue a la porra esa misma fase de mitos. Encima hubo cachondeito porque me negué a empujar a mi Milan hasta el borde la mesa como un gatito juguetón. Raúl casi se lleva un zarpazo al pedirme amablemente que por favor siguiera las instrucciones de la carta.

Iván se salva siempre porque es adorable si mismo. No paraba de pegar saltos, reírse y emocionarse con cada descubrimiento de gato monstruoso. Mientras su madre escalaba a la cima del cabreo sumo con cada fracaso total que salía de la $%&@# bolsa de caos. "Dejad que rolee mi personaje", nos pedía mientras olfateaba la bolsa de caos en busca de la ficha afortunada... La verdad es que se metió bastante en su papel.

La cosa se ponía feísima para los investigadores perrunos y, aún así, Raúl e Iván no perdían la calma, mientras yo ya me rasgaba las vestiduras y lo daba todo por perdido. Ese maldito primigato nos estaba haciendo pedazos.

Y así fue. El primero en caer fue Bau, pero yo no tardé mucho en seguirle. Se quedó Duque sólo ante el peligro, pero en un último turno logró hacerle el último punto de daño al maldito primigato y acabar con su vida llena de fechorías.

Así que acabó la partida dando brincos de alegría con la ficha, que le dio el triunfo, en la mano.

No le costó nada hacerse con la mecánica del juego, pero, eso sí, él jugó con su mano al descubierto para que pudiéramos explicarle los efectos de cada carta. Al principio Raúl le dirigía bastante su turno, pero, enseguida, comenzó a hacer sus propias jugadas maestras. Incluso, corrigió al gran maestro en alguna.

Daniel, mientras tanto, revoloteaba el rededor de vez en cuando, asegurando en voz alta que no tenía ningunas ganas de jugar al juego NUN CA. Evidentemente, le tranquilizó que contáramos con él para rejugarlo lo antes posible.

Cthulhu y Miaulathotep tan cuquis
Creo que este es el inicio del aumento de nuestro grupo de investigadores. Quien sabe. A lo mejor pronto los tengo a los dos luchando contra horrores innombrables codo con codo junto a sus padres...

Por cierto, si queréis introducir a vuestros peques a este juego, recomiendo que antes jueguen a otros menos complicados y más fáciles de seguir para ir calentando motores. Como por ejemplo, Mansiones de la Locura segunda Edición, en el que la aplicación te va marcando el camino.

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