Con más miedo que vergüenza nos fuimos de excursión al Monte de Valdelatas, un espacio verde la mar de bonito muy cerquita de la ciudad. El lugar perfecto para un picnic. Lo malo es que eso mismo pensaría medio Madrid en una Semana Santa en la que no se podía mover uno de su comunidad. Nos esperábamos una multitud, pero afortunadamente sólo encontramos petado el parking y con mucho movimiento. Cada poco salía un coche para dejar sitio al que llegaba.
Se ve que había espacio para todos porque nosotros buscamos nuestro rinconcito y estuvimos solos casi todo el rato. Sólo nos apartamos la mascarillas para comer o beber, porque íbamos con otras familias, pero se estaba a gustísimo. Sobre todo los peques que se lo pasaron bomba con tantas aventuras.
Nada más llegar desaparecieron y sólo volvieron al olor de la comida y no al segundo, como los padres esperábamos. Se ve que se lo estaban pasando demasiado bien vete tú a saber con qué juegos.
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Foto de una amiga |
Encima encontraron un verdadero tesoro: un mjolnir de madera muy aparente. ¡Soy digna!
A la hora de comer, incluso se hicieron su corrillo pasando de sus padres, que, la verdad, disfrutamos de conversaciones sin interrupciones tan a gusto. Hasta me tumbé un ratito en una manta y me quedé traspuesta. Menudo lujo.
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Foto de una amiga |
En algún momento, uno de los niños sacó a relucir una copia de Los hombres lobo de Castroviejo y se pusieron a jugar muertos de la risa. En el transcurso de la tarde no uníamos unos al juego y otros se retiraban. Fue muy divertido. Pero creo que perdí todas las veces, tanto como mujer loba como ciudadana.
Y creo que fue a esa alturas cuando algunos de los peques encontraron El Barranco, así, con mayúsculas. Lo describían como si fuera un agujero hacia los infiernos. Tanto fue así que algunos adultos fueron a investigarlo con ellos (yo no jejeje) y le dieron el visto bueno para que nuestros intrépidos escaladores lo recorrieran a sus anchas.
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Foto de una amiga |
Creo que fue allí dónde descubrieron el nido con huevos, del que estuvieron intentando averiguar a qué tipo de pájaro pertenecían. Toda una labor de investigación en la que llegaron a varias conclusiones.
También tuvieron tiempo para plantar unas encinitas que había llevado una familia. desde luego estas generaciones empiezan prontísimo a todo: ya han plantado un árbol, han escritos un millón de relatos y cómics y no han tenido un hijo (gracias a dios), pero sí un gatito precioso al que cuidar.
Entre pitos y flautas se nos hizo tardísimo. Las horas se nos pasaron volando. Llegamos a casa agotados, pero felices. Sobre todo ellos, porque yo había vagueado bastante, lo admito.
Un día bien aprovechado. Un beso
ResponderEliminarSíiii. La verdad es que lo pasamos genial :) Las excursiones molan!
Eliminarq bien!!! aprovechar, desconectar ¡q hace falta! y disfrutar del aire libre
ResponderEliminarTotalmente cierto. Hay que desconectar de vez en cuando y con el tema pandemia mejor al aire libre!! Besos guapa
EliminarQue sitio más chulo, si que lo pasaríais bien.
ResponderEliminarSíiii. Lo pasamos genial. Tanto que no nos dimos cuenta de que pasaba el tiempo...
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