— 𝐓𝐡𝐞 𝐅𝐚𝐛𝐮𝐥𝐨𝐮𝐬 𝐖𝐞𝐢𝐫𝐝 𝐓𝐫𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫s (@FabulousWeird) March 22, 2021Y ¿quién se resiste a emularlo? Yo no. Esa misma noche saqué los champiñones de la nevera, me hice con las herramientas y me puse a cincelar calaveras comestibles. Un segundo tardó el más peque de la familia en descubrir lo que estaba haciendo y sumarse a la aventura culinaria.Solo que él se atrevía con innovaciones extraordinarias: gatos, vampiros, caballeros... Le quedaron muy chulos.
El proceso es muy sencillo. Limpiamos bien los champiñones crudos, los partimos por la mitad y utilizamos las herramientas de pastelería que tenemos por ahí para cincelar las calaveras. O en el caso de Iván, lo que la imaginación le dictara.
Cuando acabamos con la parte artística, probando diferentes herramientas improvisadas, procedí a freir los champis con ajito, que así están riquísimos.Pero al freirlos perdían la forma definida a la misma velocidad que el agua. Concretamente, lo de Iván quedaron totalmente irreconocibles. Una pena.Así que, la próxima vez, los vamos a hacer crudos y en ensalada. Haremos un estupendo campo de batalla con lechugas y tomates. Y gatos merodeando ¡Está decidido!
Sabéis como entreteneros. Un beso
ResponderEliminarBueeeno, hemos tenido una semana santa supertranquila, no creas. Estábamos todos cansados y sin ganas de nada :P
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