Evidentemente exagero, pero es que ya no sé donde meter tanto pañal, ropita, juguetes, hamaquita... Con lo pequeños que son los bebés y lo grande que son sus cosas. Esto es cmo las muñecas y sus miles de millones de accesorios. Si te flipas puedes rodear al niño de un montón de cosas. Algunas inservibles.
Cada bebé es un mundo así que no todo sirve de la misma manera con unos y con otros. Eso sin contar que cada madre también es diferente: con sus gustos y manías. Así que hay cosas que me recomendaron encarecidamente que se han quedado cogiendo polvo y otras con las que no puedo vivir que otras madres han desechado enseguida. Por ejemplo el cojín para dar el pecho ha sido uno de los grandes inventos de la humanidad desde mi punto de vista. Mi espalda lo agradeció enormemente. En cambio, los tirantes para andar no me sirvieron para nada. El niño estaba incómodo así que no hubo manera. Otras coas brillante que muchas madres me han dicho que es una chorrada es el chupafrutas, aunque no estoy segura de que se llame así. Es la redecilla en la que metía comida de adultos para que Daniel la degustara sin atragantarse. ¡Cómo disfrutaba el pequeñajo!
Es que encima, además de las cosas imprescindibles, que ya son legión de por si, yo soy de las que pecan ante los bonitos diseños y colores de los accesorios para madres babeantes. Con lo que cada cierto tiempo aparezco sonriente con algo nuevo y Raúl se ve en la obligación de reñirme. Aunque siempre acaba queriendo probar el nuevo a ccesorio o juguete con resignación. "Pero no compres nada más" Es su coletilla. Por supuesto no le hago ni caso. Menos mal que no tengo un duro y sólo compro chorraditas porque si tuviera dinero mi hijo ya tendría un parque de atracciones en casa para invitar a sus amiguitos.
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