Que tendrá la tele que nos deja zombis. Y los bebés no son una excepción. Les pones su programa favorito y se les salen los ojos. Ya lo tienes tranquilitos por lo menos una media horita.
A mí, personalmente, no me gusta enchufar a mi niño a la tele. Prefiero que juegue, corra y salte. Pero hay momentos en los que es necesario. Por ejemplo cuando come. Se queda tan abducido por la tele que ni se da cuenta de lo que le están metiendo en la boca, así que hay que aprovechar para darle el máximo de fruta posible, ya que la odia y de otra manera es casi imposible que se la coma. Después de comer le suelo dejar un ratito más sentado en la trona y mirando a la pantalla mientras recojo. A veces, incluso me siento con él para descansar unos minutos. Pero no hya que abusar del truco porque Daniel se cansa y te exige que le bajes al suelo con lloriqueis y contorsiones.
Creo que no es un niño que vea mucho la tele, pero un poco sí que le tengo que exponer a la caja tonta. Para que coma bien y por mi salud.
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