domingo, 22 de julio de 2012

Cena de amigos con fiesta estruendosa al fondo

Raúl organizó una cena con sus amigos el sábado. Tenía ganas de verlos porque son majos y hacía mucho que no les veía en condiciones.

El problema es que los vecinos de dos casa mas allá estaban de boda y con la música a todo volumen en el jardín. Era un poco difícil oirse.

A Daniel no le importó en absoluto porque había venido la hija de uno de los invitados a jugar con él. El hermanito bebé de la niña sí que acusó la molestia musical y le costó muchísimo dormirse.

Iván me dejó cenar hasta los postres, momento que eligió para encajarse debajo de la cama de mi suegra. Le había preparado una camita en el suelo de la habitación de Chari hecha con cojines para que fuera imposible que se saliera, pero estos peques son capaces de cualquier cosa.

Ante el peligro lo subí a su cuna, me comí el helado a toda velocidad, me despedí de todos y subí a Daniel a su camita. Cómo ya era un poco tarde me metí yo también en la mía y me quedé frita hasta que Iván se despertó berreando de nuevo. Tanto lloró que me lo traje a la cama conmigo, donde pasó el resto de la noche.

4 comentarios:

  1. Al final colecho, ja, ja, ja...

    Besotes.

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  2. Madre mía, si es que es todo un estrés con los peques (y con los vecinos, por lo que veo... jajaja). Besotes!!!

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  3. m@rta, llego a tener diez años menos y ningún hijo y les toco a la puerta para unirme a la fiesta :D

    David, colecho, colecho y más colecho jeje. Últimamente voy de la cama de Daniel a la mía con Iván y así toda la noche.

    Mi Alter Ego, los muy.... subieron el volumen a tope cuando llegó la noche. Llevaba de juerga desde el medio día. Así que los vecinos no pudimos dormir ni siesta ni por la noche ni ná.

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