Mi madre ha venido para ayudarme un poco con los niños y así poder bajar un poco el ritmo. Su intervención viene como caída del cielo. Lo cierto es que me apaño bien, pero no es lo mismo dos manos que cuatro. Que tranquilidad cuando sabes que estas bañando al pequeño y el grande no te la esta liando porque está jugando con la abuela, por ejemplo.
Daniel está emocionado con su abuela. Lo que más le gusta es que le lleve a tomar Cola Caos a la cafetería y jugar con ella a las cosquillas. Iván está contento con ella siempre y cuando yo desaparezca completamente del mapa. Conmigo delante sólo tiene ojos para mí.
Lo cierto es que me ha descargado de mucho trabajo y lo hemos pasado muy bien juntas. ¡Que pena que venga siempre tan pocos días!
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