A medio camino me encontré con una amiga que no había visto en todo el verano. Dos besos rápido, un "no llegooooo" y allí la dejé muerta de la risa.
En la puerta, la primera sorpresa. La directora nos comenta amablemente que los bebés no pueden entrar a las reuniones. A mí me parecía abusar un poco dejar a mi madre con dos fieras recién llegada de una viaje, con lo que le agotan a ella coger trenes, aviones y coches. Así que allí estaba yo pensando en comerme a mi hijo, cuando la directora empezó a hacer concesiones y nos dejó acceder a las clases con la condición de ponernos cerca de la puerta y salir ptando al más mínimo pucherito.
Le di la merienda mientras escuchaba a las profesoras para asegurarme de que permanecía con la boca llena y así no podía decir ni pío.
El discurso era el mismo que el año pasado.El discurso era el mismo que el año pasado. Con pocas variaciones. Este año teníamos que dibujarle al peque un dibujo que nos daban las profesoras en la sabanita de la siesta en vez de ser estilo libre para que relacionara el dibujo con le mismo. El mismo monigote se lo iban a dibujar en la percha, en su vaso, en su sillita...
A Iván le tocó un avión. El dibujo no estaba mal, pero los colores que eligieron son horrendos: Rojo y violeta. Creo que combinan fatal. A pesar de todo hice el dibujo exáctamente igual al del papel.
Cuando volví a casa mi madre y Daniel me esperaban tan felices.
te quedo estupendo el dibujo no parassss!!la directora aich....se piensan que nos gusta ir como locas con los peques a las reuniones no'aichh mucho OMMMMMM!!jajajaja!!un abrazo
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