La abuela Matilde se ha ido volando a Las Palmas de Gran Canaria pese a las protestas de Daniel. "¿Por queeeeee, por queeee la abuela no estaaaaa, por queeeee?" repetía sin cesar. "Quiero ir a Canariaaaas, quiero ir Canariaaaas" Gimoteaba. Pese a mis promesas de que en Navidad probablemente nosotros también pisemos las islas, él se empecinaba en que quería ir "!Ahora!".
Le he explicado que la abuelita Matilde tiene que tres hijos que la necesitan por igual. Que ya había estado con nosotros una temporada y que ahora la tía Silvia reclamaba a su madre porque se tenía que quedar cuidando a los perritos mientras ella viajaba por trabajo (en realidad porque no está acostumbrada a tenerla lejos mucho tiempo y ya me llamaba por teléfono para preguntar cuando le devolvía a nuestra madre).
A pesar de todo el peque seguía sin entenderlo y clamaba por su abuelita Matilde, por sus "caus" en la cafetería, por sus largos paseos, por sus juegos irrepetibles... Imposible consolarle.
Con el tiempo irá mitigando sus quejas, pero no pasa un día que no me pregunte cuando vamos a Canarias. "Ya iremos, cariño". Le respondo yo.
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