Menos mal que pude ir al evento de Boquiabiertos de Madresfera, porque así pude enterarme, no sólo de que mis hijos llevan fatal lo de la higiene dental, sino que además ¡yo no tengo ni idea! La de cosas que hago mal. Voy a tener que ponerme las pilas... y rápido. ¡Vamos a ver! Que yo de toda la vida tengo unos dientes envidiables. Tres caries en 41 años y todas después de los embarazos, así que supongo que algo tuvo que ver. Ni una visita al dentista hasta que me salió la primera caries allá por los 35.
Y... de repente... Daniel tiene una caries a los cuatro años. ¿Ein? ¿Cómo? ¡Pero cómo puede haber pasado! Supongo que kilos de chuches al año y una muy deficiente limpieza de los dientes tuvieron algo que ver. Y yo qué sabía, si mi experiencia es que no empecé a lavarme en serio los dientes hasta los seis o siete años... por ahí, que ya ni me acuerdo.
Ahí fallé, ahí. En la falta de información. Tantas teclas tienen los hijos que los pobres dientes caen en el olvido demasiado tiempo. Teniendo en cuenta que nacemos sin ellos no es tan extraño haberlos ninguneado tanto tiempo. Si total ahora no tiene, y ahora son los de leche que se le van a caer... ¡Pues no! ¡Error!
En Alopeke se reunieron Paola Beltri, presidenta de SEOP (Sociedad Española de Odontopediatría); Linda Rennings, responsable del programa Orbit Pro en Mars; Lydia Almansa, de Una madre en el dentista, Amalia Arce, pediatra y editora de Diario de una mamá pediatra; y Mónica de la Fuente, de Madresfera, para sacarnos de la inopia, por lo menos a mí, que estaba ciega a una realidad que me ha pillado por sorpresa. Menos mal que han sacado Boquiabiertos, una publicación informativa para concienciar de la importancia de la prevención y la higiene dental.
Porque, amigos, la realidad en panorama de la salud bucodental cambia tan deprisa como los avances informáticos, y ahora ya podemos tener dentaduras cariadas a la escalofriante edad de un añito. ¡Madre mía! ese primer dientecito y ya tiene una infección de caballo. Esto se debe principalmente a que la gente no está concienciada de la existencia de este problema, lo que deriva en una falta de información preocupante, unos hábitos de higiene más que deficientes y una pandemia tremenda de las caries, la enfermedad infecciosa más propagada en todo el mundo. Las bacterias pasan de una boca a otra que vuelan en prácticas que a simple vista parecen inofensivas como soplarles la sopa, compartir las cucharas, los besos en la boca... Los más recomendable para la prevención de us aparición es tener mucho cuidado con el azúcar, un control de alimentación y una correcta higiene.
A día de hoy lo ideal sería visitar al odontólogo ya en el embarazo para ir informándonos, pero a más tardar antes del primer cumpleaños del churumbel para llevar una adecuada prevención y saneamiento dental. Si el niño comienza a ir al dentista por revisiones y sigue sus indicaciones puede tener una boca sana toda su vida porque las caries son una enfermedad 100% evitable. Pero si el peque va su primera vez por un problema de salud dental, con dolor o molestias, ya hemos comenzado mal. Además, los padres debemos de tener mucho cuidado en no transmitirles nuestros miedo al dentista, cosa que hacemos inconscientemente. Quien más quien menos, casi todos nos hemos tenido que enfrentar al molesto pinchazo de la anestesia, al instrumental de pesadilla y a esos raspados... ainsss... se me pone la carne de gallina sólo de pensarlo. Pues hay que hacer un ejercicio de contención con nosotros mismos y hacer que los peques vivan sus visitas a estos especialistas con normalidad, confianza y tranquilidad.
De hecho, como siempre, nosotros somos su modelo a seguir, tanto con nuestra actitud hacia las visitas al dentista como a la hora de lavarse los dientes. Lo mejor es hacerlo en familia siguiendo los pasos poco a poco. Siguiendo la dirección de las agujas del reloj nos lavamos por dentro, por donde se muerde y por fuera, por los lados, arriba y abajo. ¡Sin olvidar la lengua!
Nuestras ponentes de lujo nos explicaron que los niños, al menos, se tienen que cepillar los dientes dos veces al día, mínimo dos minutos cada vez y siguiendo siempre el mismo orden para no dejarse nada sin limpiar. El momento más importante es después de la cena. hay que La pasta debe tener flúor, imprescindible para la protección de los dientes. A partir del año de 1.000 ppm, y a partir de los tres ya pueden usar la de los adultos a no ser que un profesional de la salud diga lo contrario por circunstancias de cada niño (ya sabemos que cada uno es un mundo y sus dentaduras y estados de salud también). A niños muy pequeños se los tenemos que lavar nosotros para controlar la ingesta de flúor. A la hora de comprar pastas de dientes hay que mirar los ppm y no las edades recomendadas porque están totalmente desactualizadas.
El uso del hilo dental, también a partir de los 3 años es muy importante. La mayoría de las caries surgen en las intersecciones de las muelas de leche. Alucina. Yo nunca lo he usado y estos nos saben ni que existe. Habrá que ir buscando uno de esos especiales para niños.
Otra recomendación que hizo que se me pusiera la cara roja, los cepillos hay que cambiarlos cada tres meses o menos. Como tienen que ser de cerdas blandas para que el niño no se haga daño (no miden su propia fuerza) enseguida se estropean y ya no son efectivos. Ni os cuento la de tiempo que se pueden pasar las fieras con los suyos. ¡Ah! y otro aspecto importante. La cantidad de pasta que tenemos que usar no puede exceder el tamaño de un guisante ni en caso de los adultos, y en la de los bebés el tamaño de un grano de arroz. Eso del desparrame de pasta que vemos en los anuncios es ciencia ficción.
Cuidadito que no hay que enjuagarse después del cepillado sino antes si queremos retirar suciedad. Una vez extendido el flúor hay que dejar que actúe al menos media hora para que haga su función de protección. Con los colutorios, recomendados a partir de tres años, pasa lo mismo que con el agua. hay que esperar al menos media hora después del cepillado para poder usarlos.
Los profesionales de la salud son los encargados de desmontar los mitos que han surgido alrededor de la salud dental y que nos tienen a los padres en jaque, sobre todo, los especialistas, porque los pediatras tienen muchos más aspectos de los que preocuparse y los dientes no suelen ser una prioridad para ellos, aunque debería. ¡Cuidado! Cuando un médico infantil le dice a los padres que el bebé de una año ya puede comer de todo no se refiere a chuches y porquerías, aunque muchos lo entiendan así y pongan en marcha la rueda de las caries.
Como veis, la jornada dio para mucho. Se dijeron muchas cosas importantes, e incluso se hizo una demostración con una niña voluntaria de cómo es un correcto lavado de dientes (minucioso y con calma). Pasaron por la web del manual y podréis encontrar muchos recursos para nosotros y nuestros peques, además de mucha información muy útil.
En estos casos me gustaría vivir cerca de Madrid para acudir a estos eventos! Lo que no se sabe y se descubre, genial!
ResponderEliminarwww.amordesmadre.com
Totalmente cierto, Con estos eventos aprendo muchísimo!!! Mira a ver porque seguro que en tu ciudad también encuentras muy interesantes. Y luego seré yo la que te lea a ti :D
EliminarPues oye, tienes toda la azón, yo también veo que no lo he hecho todo lo bien que se podía hacer.
ResponderEliminarOtra cosa más que he aprendido hoy, gracias!
Ahora tocará ponerla en práctica.
Muaaaa
https://similocuramedeja.blogspot.com/
Aquí estamos en ellos. Jolin la de tiempo que se invierte en el lavado de dientes. Yo sólo me extiendo después de la cena, el resto del tiempo sigo lavándomelos rápido como cuando comemos como pavos, es que no hay tiempo para nada
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