Al final le ha entrado la mamitis a este niño. No es algo exagerado, afortunadamente, pero sí molesto.
Normalmente quiere bracitos y mimitos de mamá cuando ésta está ocupada en naderías como comer. En cuanto mamá está desocupada y puede atenderle con todo su amor se tira a los primeros brazos que ve tan sonriente y tan feliz.
Supongo que al bebé le entra la mamitis cuando está molesto por algo (calor, hambre, sueño...) y por causas debidas a la 'Ley de Murphy' estas situaciones se suelen dar cuando peor me viene a mí.
Te paras a pensar y, realmente, que el niño sólo quiera estar contigo, aunque sólo sea en ciertos momentos, es un situación poco deseable. Mas bien una esclavitud.
Además, si tenemos en cuenta que cuando está feliz, alegre y juguetón se va con todo el mundo para que disfrute de su compañía y cuando está quejica, llorón y perretoso sólo quiere darle la murga a su madre llegamos a la conclusión de que la vida no es justa.
Por otro lado, la naturaleza es sabia y cuando el niño está llorando, a la madre (por lo menos en mi caso) le falta tiempo para acudir a la llamada de su hijo, agarrarlo bien fuerte y buscar soluciones, una tras otra, hasta encontrar lo que realmente le pasa al niño (no es fácil adivinar que narices le pasa a un bebé. Puede ser que le pique una oreja y a ver como adivinas eso).
Al final todo tiene su razón de ser, aunque maldita la gracia que me hace.
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