Nos cogió un tiempo muy malo en Canarias, por lo menos para tratarse de las islas. Las mínimas alcanzaban unos 14 grados. Teniendo en cuenta que en la península estaban a bajo cero, estábamos estupendamente, pero no era clima como para ir a la playa. Un par de días incluso nos llovió. Miré una página de predicción meteorológica y se me pusieron los pelos de puntas de pensar en pasar 48 horas encerrada con mis fieras en casa. Sobre todo con mi fiera mayor, que es un terremoto.
Así que no me lo pensé dos veces y me pasé con Daniel por una libraría para adquirir unos cuando "libritos" que lo tuvieran entretenido. La dependienta flipó con que un niño tan pequeñ le gustaran los libros y supiera tan bien lo que quisiera (lo que no sabía es que minutos antes se lo había yo susurrado a la oreja).
Cómo no tenemos nuestro disco duro tenemos que ver los dibujos que echan por la tele y no a la carta (al principio fue casi una tragedia), por lo que le sugería que comprara libros de "Dora, la exploradora" o "Caillú", sus series favoritas.
En cuanto entró a la tienda fue directo a un precioso libro juguete con un castillo de Cartón (Escuela de Magia). ¡Me encantó! y me dejé seducir por mi lado oscuro. Con el libraco bien agarrado Daniel exclamó Caillú a la dependienta. no pensaba comprarle más, pero es que eran tan monoooos. Al final elegimos dos pequeñitos normales y otro en el que venían imanes para vestir al protagonista y a su hermana pequeña. Encantada con las compras y con la cuenta algo más vacía me dirigí a casa. Una pena que al poco Daniel se empeñara en volver y vayeran otros dos libros, esta vez de Dora. Uno con sonidos y otro de solapas. Es que a mí los libros me pierden...
El caso es que al final los días de lluvia los pasamos en ¡la biblioteca!. Las Palmas tiene una biblioteca infantil en la zona de Vegueta maravillosa. Con una extensa zona de lectura y juego. No sólo tiene un montón de libros a disposición de los peques, sino también juguetes: puzles, construcciones, ajedrez..., cuenta con una pequeña área de bebes llena de colchonetas, un escenario pequeñito, un lugar para escuchar música muy mono... y un larguísimo ventanal con una impresionante vista del puerto.
A Daniel le gustó muchísimo la experiencia. A partir de entonces siempre me pedía ir a la biblioteca, aunque hiciera sol. Una pena que muchas mañanas la cerraran para recibir la visita de colegios. No entiendo por qué no podíamos compartir el espacio los niños del cole y mi hijo. Menos mal que me llevaba al chiquillo al parque medio conforme con la promesa de volver por la tarde.
La verdad es que es un lujo que haya bibliotecas que inviten a quedarse en ellas. Si empiezan a gustarles de pequeños, a lo mejor se convierten en lectores.
ResponderEliminarUn beso.
A Daniel le encantan los libros y los cuentos, aunque aún no sabe leer. Creo que es una buena señal, aunque en realidad no quiere decir nada. Espero que se aficione tanto a la lectura como sus padres.
ResponderEliminaruff 14 grados de minima aqui hemos estado a -2 y me moria d frio!!!en sdevilla no estamos acostumbrados a esto
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