Pensé que a Daniel le iba a costar más ir al cole, pero no fue así. Se vé que echaba de menos a sus amiguitos. Remoloneó un poco y le costó un poco más de la cuenta levantarse, pero finalmente fue contento a clase. Raúl decidió ayudarme en el primer día de los peques aunque eso significa que sale más tarde de trabajar. Estaba un poco nerviosa porque era la primera vez que Iván iba a la guardería. Sólo dos horas, que en realidad se convertían en una hora y media si tenemos en cuanto lo que se tarda en dejar al mayor, hablar con las profes, dejar al pequeño y hablar con sus cuidadoras.
Mi primogénito iba dando botes de alegría en el patín. Cuando llegó a su clase dudó un poco, pero en vista del recibimiento que le hicieron sus amigos volvió a ponerse contento. Los pequeñajos le rodearon entusiasmados dándole abrazos y gritando "Daniiii, Daniiiii".
Tras saludar a Ana y a Manoli y asegurarles que las había echado yo más de menos que mi hijo (24 horas con los niños durante quince días puede llegar a ser muy cansado. Mejor no pienso en el verano), me encaminé al aula de cunas de mi bebé.
Allí me recibieron dos chicas muy cariñosas que se hicieron cargo del pequeñín y me asetearon a preguntas para hacerle la estancia más cómoda. ¡Y eso que sólo se trataba de una hora y media!
Por fin en la calle, corrí al supermercado. Tras las vacaciones había mucho que comprar. Aunque mi querido maridín había dejado al despensa bastante surtida antes de venir a Las Palmas de Gran Canaria. Cuando dejé las bolsas en el suelo de mi cocina miré el relij y para mi horror marcaba las once menos diez. ¡Llego tarde!
Dejando todo por medio corrí al colegio a por Iván. Malas noticias. Al bebé no le ha gustado ni un pelo la guardería. Demasiados mimos recibidos en casa. ¡Qué se le va a hacer! Ya se acostumbrará a que no es el ombligo del mundo. Todos los pequeñajos pasan por este momento alguna vez en su vida.
El lado bueno es que de tanto llorar en clase en casa se ha quedado dormidito y ha dejado a mamá hacer cosas. El tiempo corre y ahora toca ir a buscar al hermano. Con el cole a quince minutos de casa esto de la adaptación del más pequeño es un poco paliza. Sobre todo porque es cuesta arriba todo el camino.
Sin parar ni un segundo corrí a por Daniel, que se lo había pasado bomba, y a casa, que hace un frío que pela. Por el camino mi niño me pidió ir al parque, pero le hice comprender que nos íbamos a helar. Enfurruñado gritó "¡Avión a Canarias!". No es listo ni nada este renacuajo. "A casa a jugar con los juguetes, que hace mucho que no los ves" le consolé yo. Pareció gustarle la idea. Menos mal, porque yo no me arriesgo a otro viaje al archipiélago. A ver si va a quebrar otra compañía y la liamos.
jajajaja Avión a Canarias!! no sabe ná este Daniel, claro como allí hace más calorcito... jejeje
ResponderEliminary lo de Iván es normal, tiene que conocer a sus cuidadoras y adaptarse a su estancia en la guarde. con el tiempo se lo pasará pipa allí.
besos
Y también creo que se adaptará a la perfección. Sólo hay que darle tiempo. De vez en cuando al mayor sigue insistiendo en ir a Canarias jeje Se ve que se lo pasó bien allí.
ResponderEliminartss como te entiendo en julio cuando nacio ALjandro tube que estar todo el verano con un niño de casi 5 años otro de dos y un bbe recien nacido asi hasta septiembre me iba a volver loca
ResponderEliminar¡HAHAHA! Que bello el Dani, el rápido arregla el mundo! ¿Tienes frío? ¡Regresemos a Canarias! Son un amor estos pequeños...
ResponderEliminarIván pronto se acostumbrará, ya verás :D
Besos!
Marta, es que tres niños son ya palabras mayores. Uf. Mucho ánimo y ve recuperando fuerzas para este agosto :S
ResponderEliminarOR2, Ojalá fueran tan fácil las cosas. Quiero ir a Canarias, hago chas y ya estoy allí jaja