Daniel está malito. La tos no le deja dormir ni vivir. Y a mí tampoco. Ahora se suma que el bebé se despierta cada poco a exigir su pitanza con que el mayor llora desconsolado tras horrorosos ataques de tos.
Le he puesto la cebolla, he probado con dos medicamentos diferentes, uno de ellos Romilar, que corta la tos, y otro un jarabe común, le he levantado el respaldo de la cama, le he puesto un vaporizador, Vick VapoRub en el pecho... Ya sólo me falta llevarle a la médico.
Lo dejo como último recurso porque Daniel sigue teniéndole pavor y no quiero que lo pase mal por nada. Pero esto ya empieza a ser preocupante.
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