jueves, 26 de julio de 2012

Colechando

Estos niños siguen siendo malos dormidores. Hay noches mejores y noches peores, pero ninguna buena. Sobre todo por parte de Iván. Durante estos días que hemos estado sin Raúl ha habido una jornada especialmente sonada. El bebé no se terminaba de dormir. Cada poco se le oía gemir en la cuna. Iba le mecía un poco, le daba agua y ¡ole! otra vez en la cunita y a seguir haciendo cosas.

Cuando por fin me acosté la cosa fue a peor. Parece que me huele. En cuanto apoyo la cabeza en la almohada ya le oigo removerse inquieto. Cerca de la una parecía que había pillado el sueño por fin. Me dormí enseguida, porque estaba agotada, pero no lo disfruté mucho tiempo porque al poco oí gritar a Daniel. Corrí a su lado. Le di agua y bibe. El chiquitín me pidió muy meloso que me tumbara a su ladito y yo fui incapaz de negarme. Así que volví a quedarme dormido al instante. Yo creo que antes incluso que mi hijo. Una pena que las patadas del niño me sacaran de sopetón de mi mundo de ensueño. Daniel se movía dormido y era incapaz de controlar sus movimientos, así que al rato me cansé y volví a mi cama. No había pasado ni cinco minutos cuando oí "hablar" al hermano pequeño. Me asomé a verle y me lo encontré con los ojos abiertos de par en par. Le cerré la puerta a Daniel porque sabía lo que venía ahora y metí al bebé en la cama conmigo. Normalmente protesta y llora hasta que se duerme, pero en esta ocasión decidió que las cuatro de la madrugada era una hora excelente para levantarse y nada de lo que hice le hizo cambiar de opinión. Estuvimos como el perro y el gato hasta las seis y media, hora en la que decidí levantarme porque sentía que estaba perdiendo el tiempo. Las lágrimas de Iván se trocaron en una gran sonrisa. Ninguno de mis improperios logró borrársela. Tanto si le decía que le odiaba como si le decía que le quería me respondía con un alegre "Gah gah". Supongo que significa "Me da igual lo que digas ¡Me he salido con la mía! Jajajaja"

Ni colechando descanso.

2 comentarios:

  1. Madre mia yo sinceramente no sé cómo te tienes en pie. Te admiro.

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  2. Estoy agotaaaaada. Quiero dormir. Estoy tentada de mandar a mi marido al pueblo con los niños para dormir. Una pena que no sea capaz de desentenderme ni por dos días.

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