La pediatra que tengo asignada por la seguridad social tiene reducción de jornada por maternidad. Eso me parece estupendo. Así puede cuidar mejor de sus hijos. A partir de las cinco y media o seis le sustituye otro. Hasta ahí ningún problema. La historia es que son como el día y la noche. Ella es del: "Tu hijo está cómo una rosa. No me lo vuelvas a traer si no es con cuarenta de fiebre y pitidos en los pulmones. Rara vez te manda algo que no sea Apiretal y Dalsy. Siempre me voy con una sensación de tranquilidad con respecto a la salud de mis retoños, aunque la otra corriente (madres que prefieren al chico) piensan que es insuficiente.
Él es todo lo contrario. Te enumera todas las posinilidades, desde la más nimia a la más grave, y en qué puede derivar ese simple catarrillo que aqueja a tu bebé (pulmonía triple, bronquiolitis aguda, neumonía crónica...). Salgo de la consulta con palpitaciones, cargada de recomendaciones y medicinas. La mayoría de los padres han acabado pasándose a este buen señor porque es rápido en derivarte a especialidades, pero yo prefiero la paz que me trasmite la médico.
El caso es que la semana pasada fui dos veces al centro de salud porque Iván tose, tose y tose y no duerme más de quince minutos seguidos (ni de día ni de noche). La primera, el lunes. Estaba la mujer y, tras examinar al bebé, dictaminó que estaba como una rosa. "Un resfriadillo sin importancia. Apiretal o Dalsy si tiene fiebre y nada más". Muy feliz me fui a mi casa, pero esa noche y la siguiente me estuve acordando muy mal de ella cuando el bebé no dormía ni dejaba dormir por los ataques de tos.
Como no me gusta automedicar a los niños, volvía pedir hora. El jueves, esta vez. Y resulta que me encontré al hombre en la consulta. El facultativo le hizo un examen riguroso y en profundidad. Hasta le midió las pulsaciones del corazón porque vio la cicatriz y me preguntó por ella. Entonces le mandó una pastilla para la faringitis (porque hacía poco que había tenido y, según él, era mejor prevenir) y me dio permiso para administrarle el famoso Romilar (Un medicamento que les corta la tos) aunque con precaución. "Tres o cuatro gotitas en la noche para que el chiquillo descanse no pasa nada" me tranquilizó, que pena que luego añadiera "Claro que si el moco se queda dentro puede bajarle facilmente a los pulmones y derivar en una bronquiolitos. El 90% de los bebés constipados acaban con alguna afección grave en los pulmones. Hoy está así tan sanito y mañana con pitidos en el pecho" miró mi expresión desencajada y añadió: "Pero si eso pasara se va a urgencias y ya está".
No sé si una peca de no llegar y el otro de pasarse, pero casi prefiero que me digan que está como un roble, aunque no me deje dormir, a que me enumeren todas las posibles enfermedades graves hacia las que puede derivar la tosecilla de mi benjamín.
Ni que decir que esa misma noche le metí las cuatro gotitas de Romilar en cuanto le di el biberón de las doce. Así, el pobre pudo descansar cuatro o cinco horas seguidas sin toser. Yo en cambio no pequé ojo porque le tocó al mayor dar la lata. ¿Casualidad o bromas pesadas del destino?
Como te entiendo!!! Me pasa exactamente lo mismo, mi pediatra ahora comparte horas con una sustituta que es horrible! Cuando pillo cita intento que sea con él, no ella. Él es muy amable, explica las cosas y te tranquiliza, ella es seca, cortante te da las recetas y listo.
ResponderEliminarEspero que se le pase el catarro pronto!!
La mia es como tu primera,casi nunca reseta si no es necesario,te lo digo porque tengo tres y con el mayor y el pequeño rara vez me a recetado porque nuncan van con nada importante,pero con Jaime si lo reseta y previne,le manda el ventolin,estilsona,fluidasa,este año lo a vacunado contra la gripe,el singular todos los dias.vamos que se por experiencia propia que cuando es neccesario ella se va a dar cuenta y cuando no te manda nada es porque no tiene nada
ResponderEliminarLianxio G G, si es que tenemos que hacer encaje de bolillos hasta para pedir hora en la pediatra sight! Encantada de conocerte.
ResponderEliminarM@rta, mejor, como la mía. Así no te reocupan innecesariamente. Salí taquicárdica de la consulta del chico. Menos mal que luego no pasó nada de lo que vaticinaba y el chiquillo ya está mucho mejor.