Santa Missi

Santa gata que tengo en  casa. Cómo aguanta los desmanes de mi hijo mayor y a veces del pequeño. Iván mira sus pelos negros con deseo y en cuanto puede la engancha cerrando el puñito con una fuerza impropia para su edad. Yo la salvo de a situación abriendo los deditos con esfuerzo y permitiendo que escape dando maullidos de protesta.

Daniel la persigue, le da patadas, tortas varias, tirones de pelo... Y lo último: le ha tirado del rabo. Yo le enseño las afiladas uñitas que tiene Missi para su atodefensa, pero el niño como quien oye llover. Cualquier día le marca con ellas y lo tendrá merecido. Lo peor es que el animalito tiene un enorme sentimiento maternal y siempre vuelve al lado de los niños por muy mal que la traten. Se acerca demasiado a ellos con lo que recibe demasiadas veces la pobre. Que conste que conmigo presente puede estar tranquila porque la defiendo en todas las ocasiones.

También es verdad que otras veces Daniel la acaricia con todo su amor y le dice "Guapa, guapa". Incluso, ayer la tapó con una mantita para que no tuviera frío. Cuando vio que la gata se quitaba la manta de encima a la primera oportunidad la persiguió por todo el salón intentando volver a cubrirla. Le expliqué que ella ya tenía su propia mantita en la piel, pero creo que no llegó a entenderme. Si en el fondo se quieren.

El gato es más listo. Cuando los niñoes están cerca Fantasma desaparece.