A día de hoy, el más peque de la familia aún no ha cumplido los cinco años, pero como el fin de semana más cercano al día D no podía la familia, trasladamos la ocasión a unas fechas más cómodas para todos. La verdad es que el pobre Iván está hecho un lío. El día que le celebramos el cumple con los amigos preguntaba emocionado si era su cumple y yo le respondía que exactamente. exactamente no, que ese día era sólo la celebración con los amigos. "Ah" contestaba el chiquillo sin entender nada, pero encantado de ser el protagonista.
El sábado de la comida familiar, se levantó de una salto de la cama preguntando "¿Y hoy, mami? ¿Hoy es mi cumple?". "Eeeer, no Iván. Hoy tampoco es tu cumpleaños, pero es la celebración con la familia", fue mi respuesta. "Ah", dijo el chiquillo sin insistir mucho porque sabía que en breve le lloverían regalos.
Y así fue. Para él y su hermano, porque los regalos que le hacían mi madre y mi hermana se los queríamos haber dado en la celebración de los amiguitos, pero les vimos tan entretenidos con lo que les habían regalado en esa ocasión que no quisimos liarles. Mejor poco a poco.
Después de desayunar les entregamos un gran paquete con sus adorados Mutant Buster de mar que les regalaba mi madre. Los estaban esperando desde el verano y les hizo muchísima ilusión. Se pusieron a jugar entusiasmados. Tan a gusto les vimos que aún tardamos un poco más en darles el de la tía Silvia: un videojuego de Lego Superhéroes y otro de Minecraft para la Play 4. Por supuesto también hubo que estrenarlos y casi llegamos tarde a la comida. Eso hubiera sido una desastre porque llevábamos parte del menú.
Por cuestiones de alergias no se pueden celebrar el cumples en mi casa, así que nos trasladamos todos a la de mi suegra. Como no queremos que trabaje mucho llevamos nosotros los ingredientes principales, pero ella siempre pone su granazo de arena con más comida de su cosecha. En esta ocasión, habíamos comprado hamburguesas de avestruz, kobe y angus negro en una carnicería del Mercado de Santa Eugenia para hacer algo diferente. Las de avestruz nos parecieron muy normales, pero con las otras sí se notaba la diferencia. De postre, compré una tarta que estaba para morirse en una pastelería de tetuan: Trufa, bizcocho de chocolate y mermelada de arándanos... mmmmm....
Los peques estaban revolucionados y se portaron entre mal y fatal. Durante la comida no pararon de removerse y protestar, en la tarta hubo que encender las velas millones de veces, se nos rompió la de la figura de cinco, las cambiaron por cinco velitas, que luego fueron siete para que soplara el mayor porque el pequeño había soplado en su día, el finde anterior... Confieso que yo ya estaba perdiendo la paciencia.
Tras la comida, hubo un momento de calma cuando nos sentamos los cuatro a montar los legos que les había regalado su tío y se pusieron a jugar. Después montamos una partida de zombicide Black Plague y el mayor bordó su mal comportamiento. Yo no entendía nada porque otras veces que ha jugado ha seguido las reglas y ha hecho lo mejor para el grupo, pero en esta ocasión todo era una discusión tras otra y acabamos por echarle de la partida por decir palabrotas. Lloró, lloró y lloró, pero no ablandó nuestros corazones porque seguía contestando impertinencias y groserías.
También abrieron los regalos de la abuela Chari. He de confesar que fueron los que más me gustaron: un pijama precioso, un libro para pintar al óleo y aprender los colores inglés y otro del estilo de "¿De quién es este ojo?" o "¿De quien este trasero?", que se llama "¿Pelo o plumas?" y que nos encantó a todos. También me enamoró el kit de decoupage infantil con animalitos y papeles preciosos que les regaló una amiga suya. Estoy deseando estrenarlo.
La idea era llevarles después a la feria que montan en el barrio con motivo de sus fiestas, pero como estaban asalvajados preferimos ir derechitos a casa sin decirles nada. Ojos que no ven corazón que no siente. Les llevaremos otro día que estén más tranquilos.
Así, el domingo lo pasamos en casa disfrutando de los legos, los mutant busters y los videojuegos, que fue lo que les apetecía hacer.
Jajaa!! Si es que no paráis!! Menuda semana de fiestas!! Besos
ResponderEliminarYa ves. Demasiado trote y una ya no tiene la fuerza de la juventud jajaja
ResponderEliminarEstoy hecha polvooooo
Y los niños como rosas primorosas
Felicidades lo priimero jejeje las abuelas son todas iguales jejeje consu granazo de arena jajaja
ResponderEliminarPero vamos ni una boda gitana jajaja
Nos deben ver desnutridos jajaja
EliminarLa de comida que sobra siempre ;)
Estos cumpleaños neverending van a acabar conmigo
los nervios alteran :D jejejej
ResponderEliminarvaya pinta tiene la tarta ummmm
Estaba mmmmm buenísima!!
EliminarEstoy por ir a por otra por que sí jajaja
¿Regalos y mal comportamiento? Que mala combinación. Esto ya no tiene arreglo... Si los regalos tienen que entretener y llenar de alegría.
ResponderEliminarQuedaros con los momentos divertidos de felicidad y lo demás es un hándicap de toda madre jajajaja...
¡Un muackiles!
Los regalos les llenaron de alegría, pero estaban descontrolados y llenaron de enfado a sus papás.
EliminarEllos siempre se quedan con lo divertido. Tú estás a punto de comértelos, y no a besos, y entonces te sueltan. ¡Que día tan divertido! ¿Verdad mamiiii? Ainsss