Hace unos días, Boolino nos mandó un precioso libro y dos actividades para hacer en familia. Ojeé el libro y me encantó la historia. El lobo hace huelga no es un cuento de hadas al uso. Aquí se lanzan consignas, se convocan asambleas generales, se mandan comité a parlamentar... y todo por los pobres niños, que se van a quedar sin malo que les asuste. Ser malo y que todo el mundo te odie no debe ser muy divertido. Y eso debió pensar el lobo porque se nos ha puesto de huelga. Ni se come cabras, ni sopla casas, ni persigue niñas con caperuzas roja... Se queda en casita que es donde mejor está. O eso cree hasta que Cus Cus, el cerdito mayor da con las palabras exactas para convencerle de que vuelva al trabajo. Y puede que no haya sido tan buena idea eso de ir todos a convencer al lobo de que se los coma ¿No?
Les leí esta historia a mis hijos una mañana de domingo. Iván no paraba de interrumpir un poco mosca porque pensaba que iba a escuchar por enésima vez Los tres cerditos. "Que noooo", le decía yo, "Que no es ese, que es otro". Pero el seguía erre que erre. "Que sí mamá, que ahora viene el lobo sopla la casa de paja, sopla la casa de madera, sopla la casa de ladrillos..." Y no había manera de que se callara para dejarme continuar.
Su hermano, muy intrigado con lo que pasaría después, le pidió que se callara varias veces y casi tenemos lío, pero al final pudimos seguir con la historia. Por fin pudimos saber lo que pasaba con el lobo en huelga. A Daniel le encantó el final. Se partía de la risa. Iván estaba muy serio. Creo que le gustó el libro, pero seguía enfadado porque le habíamos mandado callar.
Cuando propuse hacer las actividades, el pequeño se fue de la habitación muy digno asegurando que quería jugar con sus legos. Mientras el mayor se sentó en la mesa expectante. Siempre me sigue el juego feliz. Da gusto. Saqué la plastilina que nos mandó Boolino y otro paquete que teníamos por ahí, palillos sueltos, porque los del sobre están empaquetaditos y son ideales para llevarlos a las excursiones, y unos cuchillos de plástico para facilitarnos la tarea. Teníamos que hacer entre los dos una torre muy alta a base de los materiales facilitados. Nos pusimos manos a la obra muy animosos. Cada piso que levantábamos el chiquillo iba a llamar a su padre para enseñarle los avances muy emocionado. Al final nos quedó una torre la mar de aparente. "Se parece a la de Minecraft", comentó el peque, "Oye, mami. ¿Por qué no sacas más plastilina y hago muñecos de Minecraft?", se le ocurrió de repente. El problema es que la plastilina que teníamos se secó hace tiempo y sólo contábamos con la de la torre, así que tuvimos que desmontarla para que el chiquillo pudiera seguir adelante con su plan.
Le dejé bastante entretenido con su juego mientras iba a ver al mayor, que se lamentaba porque también quería haber hecho la torre, pero aseguraba que no le habíamos llamado para hacerla. Muy típico. Como no quería fastidiar al hermano que seguía emocionado con su mundo minecraft, le propuse a Iván otro juego del que ya hablaré. Logré entretenerle, pero me quedé sin tiempo para hacer la segunda actividad. Tras hacer de los muñecos que había creado Daniel un cuadro para su habitación me puse a hacer la comida y el día se fue en un suspiro.
No pasa nada, porque haremos la otra actividad en otro momento de calma como el de este domingo. El caso es que les ha gustado mucho el libro y el mayor se lo pasó genial con la construcción de la torre.
¡Qué creativos sois! Nosotros hemos leído el libro pero aún no nos hemos puesto con las actuvidades, qu el de la plastilina mola mucho pero el otro le va a costar más... Ya te lo digo yo, jajajajaaj. Un besete
ResponderEliminarYa me imagino jajaja
EliminarMe parece que al pequeño le voy a tener que hacer de secretaria ;)
Me encantan estos libros que dan pie a actividades sobre ellos, porque refuerzan lo leído, al tiempo que les permiten trabajar otras habilidades. Muy chulo!
ResponderEliminarA mí también!! Hemos reforzado el trabajo en equipo, aunque el resultado final sea que se nos quiera comer el lobo!! jajaja
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