Tenemos muy buena experiencia con los espectáculos de La Maquineta, así que nos llevamos una gran alegría cuando nos enteramos de que habíamos ganado las entradas del Sorteo que organizaba Paraiso Kids. Y encima, la otra ganadora era Nessa, de Gololo y Toin. A estas alturas sobra decir que Daniel tiene a Gololo en grandísima estima.
Me presenté el domingo muy pronto a por nuestras entradas con dos niños demasiado alborozados. Teníamos muchas ganas de ver al famoso gatito en acción. Misión: Casar a su amo, el hijo del molinero, con la princesa caiga quien caiga. Aunque, si yo hubiera sido la princesa me hubiera casado con el gato directamente que era el más elegante, el más valiente y el que mejor bailaba.
A mis hijos lo que más les gustó fue la escena de lucha de espadas, como no podía ser de otra manera. Si no, no serían ellos. Se les salían los ojos siguiendo las evoluciones de los dos personajes que se batían incansables sobre el escenario.
Por cierto, el malo es de diez. Desde que sale a escena te partes de la risa. Daniel también destaca los chistes del rey. Este actor le hace mucha gracia, como sucediera ya en la representación del Mago de Oz que fuimos a ver de la misma compañía.
Confieso que yo lo pasé un poco mal porque Iván estaba sobrexcitado y no paraba de saltar en su butaca, trepar a la de delante, dar patadas nerviosas... Y yo no paraba de reñirlo y reñirlo. Así que acabó enfadado conmigo y viendo lo que quedaba del espectáculo sentado casi en el pasillo.
Cuando se asomaba demasiado me tocaba tirar de él para que ningún actor acabara tropezando y dándose un tortazo inesperado. Porque los actores no paraban de subir y bajar del escenario para interactuar con el público. Casi al final hicimos las paces, pero ya me había fastidiado bastante la obra. ¡Con lo que me apetecía verla! Menos mal que algo la disfruté (sobre todo la lucha de espadas, en la que estuvo quietecito).
Cuando acabó la función, mis niños salieron disparados a por el póster del espectáculo que regalaban a los socios del club La Maquineta. Les dieron uno a cada uno y no perdieron la ocasión de emular a los personajes de la obra montando una espectacular lucha de espadas.
Daniel hizo un descanso para hacerse una foto con los personajes. Le encanta que fueran tan brilli brilli.
Volví a casa agotada con dos niños la mar de felices. En cuanto comí le pasé el relevo a su padre y me metí en la cama a disfrutar de una merecidísima siesta.
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