Las colossales aventuras de Harry & Cerdón te entran directamente por la retina y se te quedan enganchadas a cerebro con un "Que pintaza. ¿No?". No sé si es por la portada brillante, por los simpáticos dibujos minimalistas que salpican todas sus páginas pero te dan unas ganas tremendas de leértelo. Eso nos pasó a mí y a mi hijo mayor cuando tuvimos Una Misión Mítica en nuestras manos, pero él fue más rápido y el libro desapareció en el caos de su habitación antes de que pudiera siquiera protestar.
De vez en cuando lo veía destellear, por eso de que la portada es brillante, delante de su nariz, pero no acababa de volver a mí. ¡Y tenía que hacer la reseña! "Daniel", le amenazaba seriamente, "O me das el libro de una vez o la reseña la vas a hacer tú".
Pero él me ignoraba sin apartar la mirada de las páginas. Y ni me lo daba, ni hacía la reseña, ni ná. Porque anda que se daba prisa el condenado. ¡Que va! Se pegaba un montón de tiempo en cada página. No sé qué haría, porque cuando por fin pude hacerme con él me lo leí en muy poco tiempo.
Es una lectura muy amena y divertida que trata sobre las aventuras y desventuras de un niño cíclope y su día a día, que así a simple vista no parece ser muy diferente al que podría tener cualquier niño normal, quitando que está rodeado de seres mitológicos, que en Colossa las cosas funcionan de una forma un poco caótica y que su mejor amigo es una mezcla de cerdo y dragón.
¡Ah! y que tiene un abuelo vikingo empeñado en encontrar su tesoro al precio que sea... Bueno, vale, una vida muy normal no tiene, pero sus preocupaciones pueden ser tan reconocibles como un terrible examen de mates, el matón del cole o intentar llamar la atención de la niña más guay del cole haciendo tonterías que sólo pueden acabar mal.
Y de esto trata esta aventura. Harry va a tener que agudizar su ingenio para salir bien de un ola de terribles circunstancias que se alinean para hacer de su vida un infierno. Menos mal que siempre puede contar con Cerdón, para lo bueno y para, ejem, lo malo.
Las ilustraciones de trazos esquemáticos y colores planos, pero muy visuales y atractivas, que se reparten por todo el libro como viñetas de cómic y una letra llena de negritas, mayúsculas y llamadas de atención hacen de esta opción un éxito aún para niños a los que el placer de la lectura aún no ha enganchado.
La historia es un "descenso a los infiernos" del protagonista contado con mucho humor y gracia y la búsqueda a la desesperada de un final feliz con la inocencia y gracia que tiene el punto de vista del protagonista.
A Daniel es obvio que le ha encantado, sobre todo por ser una obra muy visual. A mí también, y ahora nos queda el pequeño que también lo miraba con ojos golosos, pero que decidió no meterse en nuestra guerra por el libro en su momento.
En cuanto termine la reseña lo voy a dejar en su mesita de noche. ¡Que alegría se va a llevar! jajaja
Que bueno un niño cíclope, se lo tengo que enseñar a cangrejito jajajaja
ResponderEliminarSíii, el niño cíclope y su familia son genials. Y además hay una niña medusa y un niño minotauro. Es un libro muy gracioso. Me encanta que la madre en vez de decirle a su hijo "¡Madura!", le dice "¡Evoluciona!" jajajaja
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