viernes, 11 de octubre de 2019

Vuelve la feria

No hemos terminado con las emociones fuertes del Parque de Atracciones en Halloween y aquí tenemos de nuevo la feria en el barrio, porque son sus fiestas, con todo el jolgorio y contaminación lumínica que ello supone. Aunque este año me ha dado la impresión que han venido menos atracciones, no sé. Los niños pensaron lo mismo cuando llegaron al final de la avenida. "¿Ya? ¿Sólo?" comentaban mirándose entre ellos. Y qué más quieren. Para mí que les sobra la mitad. Las de pequeños porque son muy pequeños y la de mayores porque hacen que "se te salga el alma" (palabras de Daniel), con lo que sólo nos quedan las intermedias que no son tantas y son las de siempre.

A saber, la de pegar saltos enormes, que este año a Daniel no le moló nada porque ya ha crecido mucho y los arneses le molestaban; la casa de la risa, un imprescindible que siempre triunfa; el castillo hinchable con bicho que abre y cierra la boca, ¡cómo han avanzado en este tipo de atracciones! Son obras de ingeniería; y el cine sietemilD coctelera, salí de allí a gatas.

Este año hemos tenido dos novedades, un atracción que consistía en dos palos giratorios a distintas alturas que les pegó una buena paliza a los niños y los coches de choque.

En la primer atracción el chico de los mandos puso la velocidad a tope porque los vio mayores y se desternillaba con los tortazos infantiles. Admito que yo también me partí de la risa, pero es que ¡vaya batacazos más buenos! Y los peques tan felices, pidiendo más. Si es que cuando se divierten ni sienten ni padecen con tal de seguir el juego.

En cuanto a los coches de choque, no les gustó nada porque no se hicieron con el vehículo. Según ellos se movían solos y así era imposible chocarse con estilo, pero yo me imagino que la falta de experiencia tuvo mucho que ver.

Para terminar les compré un granizado a Iván y un enorme algodón de azúcar a Daniel, ¡más azúcar para el cuerpo!

Fuimos entre semana y temprano para no encontrar mucha gente porque si encima está lleno ya puede ser el infierno. Además era uno de los días baratos de la feria, en la que ponen los precios a mitad de precio y aún así eran de 1,5 o 2 euros. ¡Me parece una pasada que en un día normal pagues 4 euros por cinco minutos o menos de atracción! En fin, la de tonterías que hacemos por nuestros peques. ¿Algún día lo agradecerán?

6 comentarios:

  1. A mi también me parece que se pasan con los precios que tiene la feria.
    Menos mal que a mi hijo no le gustaba mucho lo de subirse a las atracciones así que el dinero lo acababa gastando en churros y algodones de azúcar jajajaja

    Un beso!
    https://similocuramedeja.blogspot.com/

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  2. Sin duda nos lo agradeceran! Y aunque nonse acuerden las caritas de nuestros peques no tienen precio...aunque si, se aprovechen de todo...

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    1. Yo creo que hasta que ellos no tengan sus propios hijos no empezarán a agradecer nuestro esfuerzo ainss

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  3. q guay!! como se disfrutan las atracciones!!

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